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Con los semidioses.

Thalia había organizado a su grupo y en la mañana había salido junto con Annabeth y Grover. Actualmente se encontraba en una para de bus esperando por uno mientras Annabeth jugaba con una pelota pequeña con Grover.

En sus adentros, Thalia, estaba nerviosa y pensaba cómo alguien había podido robar algo tan importante y no dejar algo que pudiese guiarlos. Lo único que tenían era las suposiciones de su padre de que sus dos hermanos parecían sospechosos, pero nada más.

En poco tiempo llegó el bus haciendo que los tres se subieran. Por lo que había dicho Quirón antes de su partida la entrada al infierno sería el destino más seguro al que ir, muy paradójico, la entrada a la Atlántida estaba en medio de las profundidades del océano, por lo que no sería bueno ir a ese lugar, aparte de que estaba en Holywood.

El camino en el bus parecía ser corto primero irían a una estación central de buses y de allí tendrían que subirse a otro para llegar a su destino con un viaje directo. En bus no pasó la gran cosa, todo fue con gran calma hasta que cuando pararon en un semáforo Thalia vio a unas ancianas tejer un calcetín completamente blanco, que parecía tener un diseño masculino. Estas parecían estar muy ensimismadas tejiendo, tanto que no se dieron cuenta de que una semidiosa las estaba mirando.

En la estación no pasó gran cosa tampoco. Solo tuvieron que luchar contra su hiperactividad por tener que esperar en una cola muy larga para tomar sus billetes.

Cuando por fin se subieron al bus Thalia esperaba que su viaje fuese un poco más sencillo que la espera de la cola, pero Grover se alarmó cuando una señora que vestía con una chaqueta de cuero a principios de verano se subió junto con otras dos a juego.

Esto llamó mucho la atención de Thalia, no parecían personas normales, es decir, nadie se pone cuero en verano sería como pedir a gritos un ataque de calor.

La hija de Zeus las miró caminar por un rato hasta que se sentaron cerca de ellos. En un primer momento no los miraron, pero no les daba buena espina.

- Grover. - Dijo ella en voz baja llamando la atención del sátiro asustado. - ¿Qué sientes de esas mujeres?

- Nada bueno. - Dijo él en un tono bajo pero nervioso. - Huelen como el inframundo, por lo que pueden ser las benévolas de Hades.

- Annabeth, ¿Qué opinas?

- Ellas por el momento no han hecho nada por atacarnos, por el momento dejémoslas estar. - Dijo la hija de Atenea. - Por si se da el caso te daré la gorra para que puedas moverte en invisible.

Los tres se quedaron en silencio mirando a las tres criaturas de Hades sin hacer nada. Después de un tiempo empezó a haber trafico y hubo un atasco. En ese momento un coche ajeno colisionó con la parte de atrás del bus haciendo que se saliesen de la carretera.

Afortunadamente nadie salió herido pero todos salieron fuera del bus para ver lo que había pasado. En ese preciso momento las benévolas se fueron acercando a ellos de una forma muy descara hasta que se dejaron ver en sus forma de furia haciendo que el resto de las personas gritaran que había un animal salvaje y corrieron a dentro del bus para protegerse, pero Thalia, Annabeth y Grover corrieron hacia el interior de la vegetación para enfrentarse a las furias.

Las furias volaron con rapidez siguiendo a Thalia, puede que sea por el olor de su sangre, y cuando la tuvieron a su alcance estas intentaron atacarla, pero ella logró zafarse por una corriente eléctrica que las hizo retroceder haciendo que una se quedase en una posición perfecta para que Annabeth la pudiese rematar clavando su cuchilla.

Con una de ella muerta las dos restantes decidieron ponerse un poco más serias. Estas se alzaron en el aire y comenzaron a volar a alta velocidad  para lanzar de vez en cuando zarpazos a las semidiosas y al sátiro.

Hijo de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora