Una triste noticia

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Percy había contado lo que había soñado a todas sus hermanas, las cuales decidieron ir con rapidez hacia el campamento ya que Percy pocas veces se había equivocado con sus instintos, ya sea en una cacería o en un posible conflicto.

El camino hacia el campamento fue lo más rápido posible. Atajaban yendo por zonas pobladas llamando un poco la atención, pero debido a eso no surgió ningún problema. También aparecieron algunos traidores que quisieron retar a las cazadoras, los cuales fueron vencidos rápidamente por los lobos comandados por Percy.

El camino se intentó hacer lo más rápido que pudieron, pero tardaron en llegar cerca de tres días después del sueño que tuvo el alvino y, durante ese tiempo, no hubo más sueños relacionados.

Cuando estuvieron cerca de la colina mestiza pudieron ver como había semidioses montando guardia mientras estos tenía una cara de tristeza y algunos de resignación. En el momento que los notaron estos dejaron la guardia un momento y los recibieron.

Les dijeron que fuesen a la casa grande a hablar con Quirón ya que los ataques al campamento habían sido un poco más frecuentes últimamente. Fueron Sophie y Percy lo que fueron a hablar con Quirón mientras Phoebe organizaba a las cazadoras y lobos para su estadía.

De camino a la casa grande, el ambiente seguí siendo deprimente, lo que hacía que Percy se preocupara cada vez más.

Con rapidez llamaron a la puerta del despacho de Quirón, haciendo que este les diese el permiso para pasar y cuando vio a los dos cazadores en su puerta este sonrió un poco.

- Percy, Sophie, me alegra veros de nuevo. - Dijo el centauro con una sonrisa a la que se le podía ver que le pesaban los años. - ¿Cómo ha ido vuestra cacería?

- Podría ser mejor. - Dijo la hija de Afrodita. - Nos hemos encontrado con muchos monstruos y rebeldes, no sé si eso va a seguir aumentando o no.

- Por el momento tengo la sensación de que esto va a reducirse un poco. - Dijo Quirón con una cara no muy alegre.

- ¿Qué ha pasado? - Preguntó Percy temeroso por lo que le iban a decir.

- Mandamos en una misión a Charls Bekendorf, un hijo de Hefesto, a una misión un poco arriesgada. - Dijo Quirón. - Su misión era perjudicar el base enemiga con lo que fuese, ahí él tenía vía libre para hacer lo que quisiera. - Él explicó. - Terminó por hacer una explosión en el casco del barco para hundirlo y terminar con una parte del ejercito de Cronos, pero algo salió mal y terminaron por encontrarlo, por lo que tomó la decisión de detonar las bombas con él dentro del barco para terminar con parte del ejercito.

- ¿Entonces está muerto? - Dijo Percy preguntando lo obvio.

- Me temo que sí Percy. - Dijo Quirón con pesar. - Hace poco hicimos su pira funeraria, de haber sabido que estabais por venir habíamos intentado esperar un poco, por si querías presentar vuestros respetos.

- No se preocupe. - Dijo Sophie con una sonrisa tranquila. - Nos disculparemos con sus hermanos cuando nos instalemos, por el momento no hace falta que se disculpe.

Quirón asintió y les permitió salir de su oficina. Una vez fuera Sophie le indicó a Percy que se quedara un tiempo fuera de la cabaña para que le diese un poco la luz del sol, este aceptó con un poco de replica, ya que también estaba cansado, pero su cuerpo necesitaba la luz del sol para intentar mantenerse sano.

Dando su paseo se pudo encontrar a muchos de los hermanos de Bekendorf, a los cuales les dio el pésame y obteniendo un agradecimiento por su parte. También se encontró con Ninfas armadas que lo saludaron silenciosamente.

Mientras avanzaba terminó por encontrarse con Thalia, la cual no parecía tener un buen día ya que parecía tener una cara cansada mientras una capa de sudor adornaba su piel. Este le dio un saludo que fue correspondido por parte de la hija de Zeus.

Este también le preguntó por qué estaba así a lo que ella le contestó que se había enterado de una profecía muy importante e la que tomaría lugar para destruir o mantener vivo al Olimpo, cosa que le pareció muy complicado a Percy y le deseó lo mejor, a lo que ella le mando una pequeña sonrisa mientras le daña un pequeño golpe amigable a modo de agradecimiento.

Al poco rato se encontró, nuevamente, con una cara conocida. Grover estaba sentado al lado del lago mirando el paisaje con una clara mirada de pensamiento en él. Percy dudó si ir a hablar con él, tomando una línea de pensamiento clara le dejó solo con sus pensamientos, ya que parecía muy ensimismado si ni si quiera lo había notado llegar.

Al final del paseo terminó llegando al comedor donde una melena rubia estaba sentada mirando unos papeles con gran concentración. Annabeth estaba planeando estrategias en caso de posibles ataques que podría sufrir o hacer en el caso de que fuese posible.

Percy ase acercó a ella con la intención de hacer que se calmara un poco, ya que su cara no parecía la mejor de todas.

- Hola Annabeth. - Dijo Percy haciendo que ella se sobresaltara haciendo que esta lo mirase. - Creo que es hora de que te relajes un poco, pareces aguien planeando un asesinato desde fuera.

- Puede que tengas razón. - Dijo Annabeth mientras se frotaba los ojos. - Pero, no quiero dejar de esforzarme cuando todos no han dejado de hacerlo.

- Ya, pero cuando un estratega se cansa puede llegar a condenar a todo su ejercito. - Dijo Percy haciendo que ella lo mirase con una ceja levantada.

- ¿De dónde has sacado eso? - Dijo Annabeth. - Eso no es cosecha propia.

- De un cartel de una peli. - Dijo este mientras se sentaba a su lado. - Lo que quiero decir, a todo el campamento no va a querer que tu estés cansada, no va a beneficiar a nadie.

- De acuerdo. - Dijo ella mientras apartaba sus papeles. - ¿Qué propones que haga para distraerme, oh gran hijo de la caza?

- Bueno, podríamos dar un paseo para que nos diese un poco la luz del sol. - Dijo Percy mientras proponía lo que más le habían dicho sus hermanas a lo largo de sus días con el pañuelo del vellocino. - O también podríamos ir al lago para refrescarnos, lo que tú quieras.

En eso la hija de Atenea pensó en lo que decía y accedió al lago, un pequeño baño de pies le sentaría bien después de haber estado ahí sentada por casi todo el día. Con calma llegaron al lago donde se sentaron y dejaron en remojo sus pies.

Al poco rato de eso Grover apareció y saludó a Percy con una sonrisa y una disculpa por no haberle prestado atención antes con la escusa de que estaba pensando en algo muy importante. Percy, a eso, no le dio importancia y le ofreció sentarse con ellos.

El pequeño grupo disfrutó del ambiente y el sol durante un tiempo hasta que llegó la hora de la comida, donde forzosamente tuvieron que levantarse.

En el comedor nuevamente, se tuvieron que separar para ir a sus respectivas mesas, donde Annabeth y Percy fueron recibidos con un buen ambiente, pero un rápido vistazo fue suficiente para ver como la mesa de Zeus estaba vacía, cosa que no le gustó a Percy.

Rápidamente terminó con su comida y, con el permiso de Phoebe, se fue en busca de la hija de Zeus. Esta estaba en la arena de combate entrenando los movimientos con su lanza sin descanso.

- Hey, chispitas. - Dijo Percy mientras se acercaba a ella haciendo que esta lo mirara con una mirada de fastidio. - Tienes que descansar, no saldrá nada bueno de entrenar todo el rato.

- Me da igual. - Dijo ella mientras daba la espalda al chico. - Tengo que hacerme más fuerte para vencer a Luke, no puedo darme el lujo de dejar de entrenar, más sabiendo lo de la profecía.

- Eres igual de terca que inflamable es un pino. - Dijo Percy mientras se acercaba.

- ¿Eso que significa? - Dijo Thalia confundida por su analogía.

- Eres igual de terca, cabezota, que inflamable es un pino, el pino arde muy bien. - Explicó el chico alvino. - Debes descansar, en momentos como estos podría pasar cualquier cosa y necesitaríamos a todos los que estén disponibles para defendernos, imagínate que uno de los semidioses más fuertes no puede luchar solo porque se ha excedido entrenando.

Thalia pareció pensar en eso, y cuando estuvo por dar una respuesta se escuchó la alarma del campamento, semidioses rebeldes habían entrado y ahora tocaba defenderse.

Hijo de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora