Una bonita cena con la tía Emme

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Thalia había caído rendida por haber gastado mucha energía de golpe y había sido acusada por las cazadoras y que iba a ser vigilada por estas por un tiempo para saber si no era una amenaza.

Annabeth se había quedado callada cuando las cazadoras se fueron, no sabía que decirles para convencerlas de que era inocente, aparte de que se había quedado sin palabras al saber que un chico vestido completamente hasta arriba cubriendo su ser estaba con ellas.

Cuando ya no las pudo ver se giró a Grover, el cual se había quedado blanco por la visita de las cazadoras, ella sabía que el sátiro estaba enamorado de la diosa de la caza, pero no sabía que podría tener tanto miedo por la presencia de estas.

- ¿Estás bien? - Dijo Annabeth mirando al sátiro.

- El chico. - Dijo Grover llamando mucho la atención de la semidiosa. - Sus ojos... era como un depredador mirando a su presa y alimentándose con su miedo.

- ¿Cómo es que un niño puede estar en la cacería? - Dijo la rubia confundida. - Supuestamente odian a los hombres.

- No lo sé. - Dijo Grover un poco mejor al estar fuera de la presencia de ese chico. - Pero creo que será mejor no tenerlo como enemigo, descansemos un poco y esperemos a que Thalia se despierte, después volveremos a caminar un poco.

Annabeth asintió y con la ayuda del sátiro fueron a la sombra de un árbol y acomodaron a la hija de Zeus con mucho cuidado.

Mientras eso sucedía en el mundo de la consciencia, Thalia estaba teniendo un sueño de semidiós, un suceso en el que los semidioses podrían presenciar sucesos fuera de su alcance como una base enemiga o un mensaje que un dios le quiera transmitir.

En este caso, Thalia estaba siendo testigo auditivo de una conversación entre dos entidades con voces distorsionadas. Estas voces no las podía entender, solo algunas palabras clave como rayo y guardarlo. Thalia había llegado a la conclusión de que el ladrón se había deshecho del rayo pasándoselo a otro, por lo que lo más seguro es que si encuentren al que posee el rayo actual deberían capturarlo e interrogarlo para saber quien fue el ladrón original.

Intentó escuchar más cosas, pero una fuerza externa a ella la llevó más lejos haciendo que ahora pudiese ver a un grupo de cazadoras vestidas con ropas de color plateado hablando con una chica de doce años. Estas le estaba contando que había confirmado que el rastro del rayo llegaba a ella, pero que no podían confirmar que ella no fuese la ladrona haciendo que a la semidiosa en cuestión se sintiese muy ofendida por lo que estaba escuchando a escondidas.

Todo terminó cuando lo que parecía ser la líder del grupo dijo que ella misma, otras dos cazadoras y un ser raro que se cubría como si fuese un fantasma en halloween.

No estaba contenta con lo que había escuchado y gracias a los dioses se despertó antes de que la diosa hablara haciendo que ella viera el cielo a través de de las hojas de un árbol. En el momento que se incorporó Grover y Annabeth había saltado a ver si se encontraba bien y a informarle de lo que había pasado y confirmando lo que había visto antes.

- Tú tranquila, las convenceremos de que no eres malvada. - Dijo Grover con los pulgares arriba, pero no había conseguido hacer que la cara de molestia de la hija de Zeus se quitara.

- A mí me da igual que piensen de mí, lo que me molesta es que me acusen sin tener pruebas. - Dijo ella. - Si por mi fuera preferiría que no vuelvan a aparecer, y si nos vigilan que solo nos vean, no los quiero ni ver.

Después de decir esas palabras Thalia comenzó a caminar mientras Grover le indicaba la dirección con el dedo mientras estaba callado para evitar molestarla más. Sabiendo que estaban siendo vigilados les hizo ir en un silencio incómodo que molestaba mucho a los del grupo.

Hijo de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora