Miedo a las alturas y un gran jabalí

133 16 4
                                    

El grupo fue en el tren durante unos días. Habían sido los mejores días de viaje que había tenido. Podían comer con tranquilidad, dormir en lugares cómodos y no tenían que preocuparse de que los monstruos les atacase cuando estaban dormidos.

Percy y Zöe parecían estar muy felices por eso, por lo que cuando escucharon a los operarios decir que ya habían llegado a su destino y que tenían que descargar toda la mercancía que tenían estos mostraron un poco de descontento haciendo que Bianca intentara animar a la pareja.

En el momento que el tren se detuvo estos abrieron un poco la puerta del vagón, lo suficiente como para que todos pudiesen pasar y, a toda prisa, la cerraron para luego irse a seguir la misión.

No sabían muy bien el lugar en el que estaban, solo podían ver lo que parecía ser una ciudad no muy grande y llena de nieve. En ese momento Thalia sufrió los efectos del frío sobre ella, no estaba lo suficientemente equipada contra el frío. Percy pareció darse cuenta y le ofreció el abrigo que había obtenido del León de Nemea.

Thalia se puso el abrigo y pudo notar como su figura cambiaba hasta que esta cambió a una chaqueta que se ajustó a su figura haciendo que esta retuviese más el calor de su cuerpo. Después de eso todos comenzaron a caminar por las calles mirando que se asemejaba más a un pueblo grande que a una ciudad pequeña. Había cafeterías que estaban ofreciendo sus servicios a la gente que pasaba por las calles.

Parecía ser un lugar tranquilo y Percy no entendía muy bien porque habían detenido el tren de coches de alta gama en un lugar como este, pero no le dio muchas más vueltas. Orientándose por la luz del sol pudieron discernir que estaban yendo por el buen camino.

En poco tiempo se alejaron del pueblo adentrándose en lo que parecía ser un bosque que estaba nevado caminaron hasta que Percy se detuvo haciendo que todos se pararan y miraran al chico.

- ¿Qué pasa Percy? - Dijo Zöe muy seria.

- ¿No escucháis eso? - Dijo Este haciendo que todos se confundieran y se quedaran en silencio intentando escuchar algo.

- Yo no oigo nada. - Dijo Thalia. - ¿Supuestamente que deberíamos escuchar?

- Pasos. - Dijo Percy muy serio. - Hay algo dando pasos en la nieve. - Dijo para luego quedar callado durante unos segundos. - Son unos cuantos, se mueven lento... y creo que se acercan.

- ¿Lentos? - Dijo Thalia en voz baja mientras pensaba. - ¿Podrían ser esos esqueletos que nos seguían antes?

- No creo, estamos muy lejos de donde os empezaron a seguir. - Dijo Grover con calma y una sonrisa confiado de la posición en la que estaban, pero se detuvo al ver un montón de esqueletos zombies en la lejanía. - Oh, no me jodas.

Rápidamente todo cambiaron a una posición de defensa mientras miraban a los esqueletos y Grover se aseguraba de que su flauta estaba en buenas condiciones. Sus enemigos estaban vestidos de diferentes formas, unos tenían trajes de oficina, otros ropa causal e incluso había un policía entre ellos en el que se podían ver un revolver en su cadera.

Thalia sabía que si los reducía a polvo estos dejarían de existir, pero no podía arriesgarse a hacerlo ya que podrían atraer atención inadecuada, además de que volvería a quedar por el arrastre siendo un lastre para el equipo por lo que solo podía confiar en que tuviesen una oportunidad de dejarlos atrás sin cansarse demasiado.

Los esqueletos no tardaron en entrar dentro del rango de acción de Zöe por lo que les comenzó a caer flechas en zonas de su cuerpo que les hacía ir más despacio de lo que iban. Las flechas chocaban en sus homo platos y rodillas para que las extremidades se perdieran por el camino. Bianca intentaba darle apoyo a Zöe con su propio arco, pero solo conseguía hacer daños menores.

Hijo de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora