De vuelta al campamento

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El grupo había conseguido volver al laberinto, pero había una persona que no había conseguido volver con ellos. Percy había ido a atrapar a una Annabeth que había caído, logró salvarla, pero eso provocó que él cayese a la profundidad para que poco después una especie de explosión que  les obligó a refugiarse en el laberinto que inmediatamente después de eso cerró esa salida por su propia seguridad.

Margareth, Briares, Grover, Thalia y Annabeth se había quedado mirando la entrada que ahora se había sellado. La enfermera, el sátiro y el centimano reaccionaron distinto que las otras dos semidiosas, esos dos sabían que ahora lo más seguro sería avanzar, pero las otras dos no sabían que hacer.

Annabeth se estaba culpando, después de todo, si ella hubiera sido más rápida Percy no había tenido que ir a por ella en un primer momento y ahora todos estarían a salvo, Thalia por otro lado, estaba pensando que habían perdido a alguien que ella había prometido encontrar y traer de vuelta y ahora tendría que hacer frente a la familia de Percy, las cazadoras.

- No es por meteros prisa chiquillas. - Dijo Margareth intentando llamar la atención de las dos semidiosas. - Pero será mejor movernos, puede que haya sido transportado a otra parte del laberinto, después de todo este lugar está vivo, puede que solo lo haya puesto en otro sitio.

Eso no pareció alentar a las dos chicas pero se levantaron al poco rato y comenzaron a caminar. No sabían en camino ir en ese momento y solo caminaban en silencio. Al final, al cabo de unas horas consiguieron llegar a una entrada del laberinto que, sin ninguna duda la tomaron.

Cuando salieron les recibió el brillo del sol que los cegó en un primer momento y lo que vieron poco después les sorprendió un poco. La última vez que salieron a la superficie terminó siendo en Alcatraz, Pero ahora estaban definitivamente en Nueva York, estaban en una gasolinera que vendían llaveros del Empire State y gorras de "I love NY", todos en el grupo miraron a su alrededor y efectivamente estaban en la ciudad que nuca duerme.

- Lo mejor sería ir al campamento. - Dijo Margareth tomando el liderazgo. - Allí descansaremos y esperemos tener ayuda.

- Sería lo mejor. - Dijo Grover por primera vez. - Quirón nos ayudará, aparte de que debemos decírselo a las cazadoras, a lo mejor también nos ayudan.

Las chicas no respondieron, solo se limitaron a caminar en dirección al campamento. El camino fue, sorpresivamente, sin contratiempos. No había aparecido ningún monstruo delante de ellos, Grover lo atribuía a que tenían un centimano con ellos y no se atrevían a ir tras ellos.

Al final fueron cerca de dos horas caminando hasta que llegaron a la zona boscosa que era el bosque en el que estaba el campamento, allí ya no se respiraba paz como antes, por alguna extraña razón había cierto ambiente de incertidumbre y pesadez que no sabían a que se debía.

En el momento que llegaron vieron que los demás semidioses no paraban quietos, todos estaban armados e iban y venían de un lugar en específico, el lugar por donde habían accedido por primera vez al laberinto.

Poco a poco los semidioses se estaban dando cuenta de la presencia del grupo y el ser que le habían dado acceso para entrar al campamento y en poco tiempo llegaron Quirón y un pequeño grupo de cazadoras al encuentro con el grupo que se había adentrado en el laberinto. Quirón parecía el más tranquilo de todos, pero también un poco confundido por la presencia de Briares y de Margareth, pero las cazadoras estaban más confundidas que otra cosa.

- Hola, bienvenidos. - Dijo Quirón mirando al grupo. - Puedo ver que hay más personas de las que entraron en un primer momento, ¿Podría saber quienes son?

- Oh, ellos son Margareth, una hija de Apolo que se va a unir a las cazadoras y Briares, un centimano que logramos liberar en Alcatraz. - Dijo Grover.

- ¿Dónde está Percy? - Dijo Sophie desde el grupo de las cazadoras. - Ya estaba con vosotros, ¿Dónde está?

Hijo de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora