Una propuesta arriesgada

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La alerta estaba sonando, el campamento estaba bajo ataque, lo que significaba que no estaban siendo atacados por monstruos. Rápidamente, Percy dejó la arena de combate donde estaba con Thalia y salió corriendo en dirección a la frontera.

Allí se encontró con los hijos de Ares perfectamente armados  plantando sus escudos delante de ellos mientras unos semidioses desconocidos para él intentaban pasar a través de los escudos. Sin llegar a pensar demasiado en ello este saltó hacia el combate dispuesto a derrotar a los semidioses rebeldes que  estaban atacando.

Armado con sus dos cuchillos de plata se dirigió hacia el primer rebelde. Este tenía pinta de ser un hijo de Hermes por sus facciones afiladas en la cara, pero no lo tomo en cuenta y le hizo un corte en el brazo del arma haciendo que este retrocediera de inmediato en precaución de un nuevo ataque.

El hijo de Hermes miró a Percy mientras este  manipulaba sus cuchillos demostrando una gran manejo en ese tipo de armas. Mientras esto sucedía, los hijos de Atenea estaban llegando para dar apoyo a los hijos de Ares y al cazador.

En poco tiempo ya estaba empezando la pelea. Percy se centró en el hijo de Hermes que había cortado antes, y por lo que había escuchado de los hermanos de Annabeth, tenían que capturar a los rebeldes para obtener información, por lo que procedió a tacar.

Este mejoró sus cualidades físicas para saltar hacia delante  con los cuchillos en ristre listo para neutralizar al semidiós. El rebelde, al no poder manejar bien su arma por la herida que este le había echo, se apoyó en su escudo para poder defenderse un poco de Percy.

Por cada corte que Percy lanzaba, este lo bloqueaba con su escudo y de vez en cuando intentaba darle un golpe con el propio escudo para intentar ganar un poco de distancia para intentar curarse.

En un momento dado, Percy activó su dominio de la cacería para paralizar el semidiós con su mirada, lo que le permitió hacer otro corte en el brazo con el que cargaba el escudo haciendo que por el propio peso del objeto defensivo este dejara caer el escudo junto con un grito de dolor.

Con ese rebelde asegurado comenzó a ir a por otro rebelde. Este ayudó a derrotar a los rebeldes  haciendo cortes en zonas claves para que no pudieran moverse, pero todo se fue al traste cuando un semidiós con facciones desconocidas para él atacó e hirió a uno de sus compañeros en el cuello, por lo que podría ser una herida mortal.

Percy no podía dejar pasar eso y corrió hacia él. El rebelde, con una sonrisa maniática se encaró a Percy y con su espada lista fue a por él. En tan solo unos segundos un duelo entre cuchillos y espada había comenzado.

El rebelde tenía la ventaja en lo que concierne a fuerza, pero Percy era más rápido, por lo que podía evadir fácilmente los ataques para contrastarlos con los suyos. Poco tiempo paso hasta que las heridas comenzaron a hacerse presentes en los cuerpos, pero hubo un factor que decantó la victoria desde un principio, al pañuelo del vellocino sanaba cualquier tipo de herida que este recibía haciendo que este estuviese por encima, pero... Su enemigo no se detenía, lo que hizo que Percy tuviese que seguir peleando ya que el resto de sus compañeros seguían luchando contra el resto de los rebeldes que no habían podido reducir por el momento.

El rebelde ignoró por completo las heridas que había recibido por parte de Percy y terminó por lanzarse con todo apuntando al cuello del chico haciendo que Percy no pudiera hacer anda más que defenderse clavando sus cuchillos en el pecho y estómago haciendo que este cayese al suelo con un charco de su propia sangre formándose en el suelo.

Poco a poco la situación se fue calmando hasta que la escaramuza terminó con unos pocos heridos por parte de los semidioses del campamento, unos cuantos capturados, dos semidioses fugados y un solo muerto.

Rápidamente se llevaron a los rebeldes a la casa grande para que ellos hablaran de lo que sabían. Con todo terminado, Percy se dispuso a ir a su cabaña para descansar un poco, pero una voz le hizo parar.

Nico había venido al campamento y estaba acompañado por Thalia. Una vez se juntó con ellos dos Nico les indicó que le siguieran hasta una zona un poco más profunda.

- Vale Nico. - Dijo Thalia. - ¿Por qué nos has traído aquí?

- Bueno, me he dado cuenta que podía haber una forma de que derrotes a Cronos. - Dijo Nico.

- ¿Y yo por qué estoy aquí? - Dijo Percy viendo que la conversación iba a girar en torno a Thalia.

- Porque sé que quieres igual que todos o más que todo esto termine, y para que me ayudes a convencer a la cabezota de Thalia.

- ¿Es que hoy no van a hacer más que llamarme cabezota? - Dijo Thalia.

- Es que lo eres. - Dijeron los dos chicos a la vez haciendo que Thalia los mirase con fastidio.

- Dejemos eso de lado. - Dijo la hija de Zeus haciendo que los dos la mirasen los dos chicos. - ¿Qué es esa forma de ganar a Cronos?

- Fácil, sería ir al inframundo y bañarte en el Estigio. - Dijo Nico con seriedad. - Siendo tan fuerte seguro eres capaz de superar la prueba y hacerte imbatible.

- ¿Superar? - Dijo Percy confundido. - ¿Pasaría algo si no se consigue pasar la prueba?

- Bueno... En el extraño, improbable, increíble y remoto caso de que Thalia no pueda pasar la prueba del Río Estigio, ella podrí morir i quedarse atrapada en el río.

Hubo un momento de silencio entre los tres que se prolongó durante unos segundos.

- ¿Sabes como se pasaría la prueba? - Volvió a preguntar Percy.

- No, ni idea. - Dijo Nico haciendo que el silencio volviese.

- Solo para tenerlo claro. - Dijo Thalia. - Me estas diciendo que vaya al inframundo, me meta en un río que podría matarme, haga un prueba que no sabes cual es y que confíe en ti a ciegas. - Nico asintió a lo que dijo. - ¿Eres tonto?

E silencio siguió ahí hasta que Nico procesó lo que había dicho la hija de Zeus, pero cuando llegó a procesar todo, la chica ya se había ido dejándolo solo con el cazador que se había mantenido en silencio durante todo el tiempo y ahora estaba comenzando a sentirse incomodo.

- ¿En serio pensarías que aceptaría? - Dijo Percy un poco confundido por la propuesta. - Ella tiene mucho que perder como para poder arriesgarse de esa forma, no solo perderíamos a un semidiós que pudiera pelear contra Cronos, sino que también perderíamos el único pie de soporte que nos ha dejado la profecía.

- Tú y yo también podríamos cumplir con la profecía. - Dijo Nico con algo parecido al fastidio. - Soy hijo de Hades y tú un hijo biológico de Poseidón, por lo que podríamos cumplir con la profecía.

- Mira, no es la primera vez que oigo hablar de esta profecía. - Dijo Percy. - ¿Qué dice exactamente?

- En pocas palabras. - Dijo Nico. - Un hijo de los tres grandes, cuando cumpla 16, destruirá el Olimpo o lo mantendrá a salvo usando una hoja maldita.

- Vale, guiándome por lo que me has dicho, tendría mucho más sentido que fuese Thalia, ella ya tiene 16. - Dijo Percy mientras pensaba. - Es normal que no quiera someterse a la prueba sabiendo que nos podría dejar morir si ella misma muere.

- Puede ser, pero es una posibilidad pequeña. - Dijo Nico. - Pensaré otra forma de presentarle la idea, para la próxima ayúdame un poco, solo me has puesto trabas.

- Normal, no conocía la idea que tenías. - Dijo este. - Y siendo sinceros, no sé si es buena idea por los riesgos que conlleva.

- Ya pensaré en algo.

Y con eso el hijo de Hades se despidió para atravesar su sombra y desaparecer dejando solo al alvino. Con un suspiro volvió hacia el campamento esperando que por lo menos pudiese descansar un poco antes de que volviese a haber algún tipo de conflicto.

Hijo de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora