La fuga y encuentro con Zombies confederados

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Thalia había conseguido liberar a sus dos acompañantes pero ahora tenía que hacer algo muy importante, tenía que encontrar un bote de emergencia y salir del barco para llegar al mar de los monstruos y liberar a Grover.

En la actualidad Thalia se encontraba en la parte más baja del barco, donde tendría que estar las maletas, pero tendría que subir unos cuantos niveles para llegar a las salidas de emergencia donde había lanchas a motor donde podrían huir.

Como si fuera una espía en misión imposible corría por los pasillos con sus dos acompañantes, siendo uno más ruidoso que la otra. El barco estaba infestado de monstruos y Luke, ella no sabía que pensaba Annabeth de lo que estaba pasando ya que había estado muy callada desde que habían sido capturados, pero por el momento lo más importante era irse del lugar.

Ella no tenía su arma, se la habían quitado y la necesitaba para poder defenderse ya que se limitaba a lanzar rayos podría tener problemas a futuro. Después de unos minutos casi eternos consiguieron salir de las partes bajas y subir un nivel, los camarotes de personal, donde podrían estar, o no, los monstruos que podrían estar del lado de Luke.

Cualquier persona normal hubiera dejado esta planta, pero ella tenía que buscar su lanza.

- Annabeth. - Dijo Thalia llamando la atención de la hija de Atenea. - Tengo que buscar mi lanza, tú ve con Tyson y busca un bote de emergencia yo me reuniré con vosotros cuando vuelva a tener mi lanza.

- Pero... - Dijo Annabeth.

- Pero nada, solo nos retrasaremos si vamos todos juntos a buscar mi lanza, por lo que vete con Tyson, luego nos veremos. - Dijo mientras la miraba a los ojos solo para ver una mirada de resignación para luego llevarse a Tyson a regañadientes.

Con un suspiro para calmarse dio su primer paso para buscar su lanza. Había algunos ruidos que la inquietaban como el ronquido de de algunas bestias y el sonido metálico de algunas patas metálicas de algunas empusas.

Revisó cada cuarto que se encontraba en busca de su arma, la mayoría de las veces se encontraba con monstruos durmiendo en las camas con un aspecto muy malo, en algunas ocasiones se encontraba con alguno despierto haciendo cualquier cosa, como por ejemplo alguna empusa aplicando aceite en su rodilla.

Por suerte no tuvo que pelear en ese momento, pero nadie tenía su lanza en esa planta, por lo que tenía que subir unos niveles más. Al final terminó estando al mismo nivel en el que la había pillado por primera vez, cosa que no le gustaba porque los pasillos eran muy amplios y la podían ver con facilidad.

Caminó con todo el cuidado hasta que llegó al comedor, allí vio a una quimera durmiendo abrazada a su lanza. Thalia observó todo el comedor buscando a cualquier otro ser que pudiera darle problemas. Afortunadamente no había nadie, solo la quimera abrazando la lanza como si fuese un peluche.

Con todo el cuidado del mundo se acercó a la vestía de dos cabezas, tres si contabas la cola de serpiente terminada en cabeza. Con cada paso que daba miraba la cabeza de carnero y de león. En el momento en el que había llegado a la bestia no podía dejar de sentir su aliento en la cara.

Intentando apelar a la delicadeza que sus padres no tenían intentó sacar poco a poco la lanza hacia arriba para evitar cortar a la bestia y así despertarla. Se vio obligada a parar en más de una ocasión.

Cuando pensó que ya se había acabado notó como la bestia comenzaba a despertarse. Ella sabía que si peleaban alarmaría a todos, por lo que hizo una cosa que nunca más en la vida tenía planeado hacer.

Cuando la cabeza de león abrió la boca para bostezar ella metió la mano en su boca y liberó una descarga eléctrica en la lengua de la bestia haciendo que esta cayese inconsciente una vez más. Dio un suspiro de alivio al ver que no había hecho ningún ruido y fue corriendo en busca de sus dos compañeros.

Hijo de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora