Un viaje al inframundo y un baño peligroso

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Percy había decidido volver a la cabaña de su madre. Allí se tumbó y dejó que el cansancio y la muerte de ese chico pesaran sobre él. Percy ya se había hecho mayor y eso él lo podía notar, llevar siempre consigo el pañuelo del vellocino de oro le prevenía de heridas y enfermedades siempre y cuando lo tenía puesto y en contacto con la piel, pero el cansancio y el estrés de su cuerpo siempre estaba allí, por lo que tenía que descansar todo lo que podía.

Él tenía casi 16 años y una persona albina suele vivir hasta los 40 si sufre de cáncer (NA: dato sacado de Google, no puedo dar fe de que sea real o no), que es lo que suele terminar sucediendo, por lo que casi había vivido la mitad de su vida útil.

Sophie se acercó a él y le acarició la cabeza, un gesto que siempre hizo cuando Percy se encontraba mal cuando era pequeño.

- Tranquilo, descansa por unos minutos y ya estarás mejor. - Dijo ella con una sonrisa. - Has hecho lo que debías, no pienses mucho en ello solo te volverás loco.

- Lo sé. - Dijo él mientras miraba al techo de la cabaña. - Es solo que, estoy cansado, de sentirme mal, de estar débil de sentir que soy una carga.

- No lo eres. - Dijo ella mientras se ponía en la línea de visión de su hermano peliblanco. - Deja de pensar eso o te morderé una oreja.

- Desde que viste esa película le dices a todos que se portan mal que les morderás una oreja. - Dijo Percy mirándola. - Pero lo peor de todo es que lo cumples.

- Pero eso me toman en serio. - Dijo ella con una sonrisa brillante. - Por lo que ya sabes, deja de pensar en eso, no eres una carga, todas en la caza te queremos y siempre vamos a estar a tu lado.

Después de esa pequeña charla esta lo dejó descansar mientras leía una de sus revistas de moda  e su litera esperando a que se planteara una nueva actividad que pudieran hacer.

Con el tiempo, Percy, comenzó a sentirse mejor y pudo sentarse en la cama sin sentir que su cabeza le daba vueltas, por lo que decidió intentar mirar junto con Sophie lo que había en la revista, lo malo es que habían llegado a la sección de ropa interior lo que hizo que Percy se alejara rápidamente golpeándose con una de las patas de la litera superior en la cabeza causando la risa de la cazadora hija de Afrodita.

Después de eso salió a dar una vuelta con la intención de tomar un poco el aire. Debido a eso encontró una escena que no había pensado que volvería a ver en un tiempo. Nico estaba hablando con Thalia, esta última parecía escuchar atentamente lo que el hijo de Hades tenía que decirle.

- Te exiges demasiado. - Dijo la voz de Nico una vez Percy estaba cerca. - Si haces lo que te digo no tendrás que exigirte tanto.

Thalia pareció pensar en lo que decía y mientras lo hacía vio a Percy, el cual parecía que acababa de llegar, por lo que le preguntó que es lo que opinaba de la idea de Nico. Percy le contestó que no se veía seguro de responder, pero si lo hacía por Thalia era posible que la opción de fallar fuese muy pequeña.

La hija de Zeus pareció acceder siempre y cuando los dos chicos la acompañaran, no por miedo, sino para ayudarla en caso de que algo saliese mal. Nico asintió de forma vigorosa y le dijo que no se iba a arrepentir de la decisión que había tomado.

Nico los guio por el campamento hasta que llegaron a una zona en la que estaba la perra infernal de Quintus jugueteando con Enebro, la novia de Grover, la cual no parecía muy contenta de jugar con ella pero la perra tenía una extraña fijación con ella.

Nico le contó que se iban a ir por un pequeño lapso de tiempo y que se lo dijesen a Quirón, lo cual aceptó para luego irse y dejarlos a solas con la perra.

Hijo de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora