La muerte de Medusa

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Thalia se había separado de sus compañeros mientras se escondían en el jardín de la propiedad, el jardín era inmenso, tanto que había divisiones de este con muros de setos. No sabía donde podrían estar Annabeth y Grover.

Ella sabía que la hija de Atenea podría defenderse sin problemas, pero con un monstruo que no le puedes mirar a los ojos dificultaba la tarea, por otra parte, Grover, solo tenía una flauta que podía convocar plantas para poder protegerse, por lo que si lo encontraba a él primero sería una presa fácil para ella si rompía su flauta.

Ella tenía su lanza y su copia de la egida, la cual intimidaba a sus enemigos, pero como tenía la cara de Medusa en este no sabía si funcionaría contra la propia criatura.

Ella sacudió la cabeza para aclarar sus ideas y despejar su mente, si solo se preocupaba de sus compañeros ella misma no podría sobrevivir.

Con un poco más de calma analizó lo que dijo Medusa, ella los cazaría a ellos y luego iría por las cazadoras de Artemisa, eso le indicó que ellas estaban cerca de ellos, por lo que podría ser de ayuda para ellos. Solo tenía que contactar con ellas de alguna forma y convencerlas de que los ayudaran. Puede que aún siguiera enfadada con ellas, pero necesitaban sobrevivir a esta contienda.

Con la mirada intentó localizar algún indicio que le indicara que las cazadoras han estado por allí. Antes podía escuchar las pisadas de ellas a su espada, pero puede que eso haya sido a propósito para hacerse notar de que la vigilaban, pero ahora no podía notarlas.

Ella se cambió de posición en el momento que escuchó pasos cerca. Con mucho cuidado se movió vio como la parte trasera de Medusa comenzaba a caminar cerca de donde estaba con anterioridad.

En otra parte, Grover estaba cerca de la salida del jardín y un pensamiento muy profundo en su cabeza le dijo que se fuera para poder sobrevivir, pero en el fondo sabía que no podía dejar a sus dos amigas atrás, no podría perdonárselo.

Sabiendo que él era el que menos posibilidades tenía de poder defenderse de Medusa entró en la tienda, mientras exploraban la tienda había visto unas herramientas que usaría la mujer para poder mover las estatuas a los clientes.

Corrió por el lugar hasta que volvió a dar con ellas. Había herramienta como martillos y clavos, pero lo que él quería era una cuerda con un tensor. Si podría agarrar por la espalda al monstruo podría ahorcarla y hacer que la remataran, o podría cegarla su tensionaba la cuerda a la altura de sus ojos.

Armado con sus nuevas armas salió de nuevo al jardín para ocultarse y buscar al monstruo.

Annabeth era la que peor lo estaba pasando de los tres. Ella tenía a una enemiga de su madre persiguiéndola y, lo mejor que podría hacer con ella era convertirla en piedra. Ella apretaba con fuerza su daga, la cual fue un regalo de Luke, con tal fuerza que sus nidillos comenzaron a ponerse blanco de la presión.

Ella daba cada paso con mucho cuidado, miraba siempre al suelo y estaba lo más callada posible. Nunca pensó que su hiperactividad pudiera dar tanta tregua como lo estaba haciendo ahora.

Por cada minuto que ella se había movido dedicaba cerca de tres o cuatro a escuchar a su alrededor para intentar localizar a Medusa. Su objetivo era salir del jardín sin que ella se diese cuenta e intentar proporcionar apoyo desde fuera, ya sea movilizando algún transporte que había para mover las estatuas o con medios como luces o riego de jardín haciendo que Thalia pudiese acabar con Medusa con mucha más facilidad.

Era un buen plan a sus ojos, pero lo que no esperó fue que una persona cualquiera estuviera en el jardín. Esta persona era una mujer común y corriente que tenía una mirada de pánico en su rostro.

Hijo de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora