Anteo y revelaciones

88 13 1
                                    

A Percy le dolía la cabeza. Lo último que recordaba era que había hablado con una voz rara que sonaba en su cabeza y después dormirse. Actualmente no había abierto los ojos, no tenía la fuerza necesaria como para hacerlo, solo podía escuchar  a su alrededor.

Por lo que había podido escuchar estaba en un lugar en el que se organizaban peleas. Podía escuchar los gritos de las personas clamando por más mientras alguien gritaba por ayuda o de dolor por un monstruo lo más seguro. Él tenía que despertar y lo sabía, pero su cuerpo no respondía, cada vez que lo intentaba sentía un gran dolor naciendo en la parte de atrás de su cabeza.

En un momento dado sintió que alguien se acercaba y le metía algo en la boca que, por puro instinto, tragó haciendo que el dolor de cabeza comenzara a disminuir poco a poco hasta que ya no hubiera dolor alguno.

Gracia a eso abrió los ojos para encontrarse en una habitación que era iluminada por velas dando a la sala un toque tenebroso. Él estaba tumbado en un catre simple y en la sala no había nadie.

Percy intentó levantarse, pero su cuerpo pesaba demasiado como para ponerse de pie, por lo que se tuvo que conformar con una posición sentada, unos instantes después apareció una chica rubia con cicatrices en la cara y una mirada seria mientras daba una calada a un cigarro, lo más alarmante de ese toque final es que no era mucho más mayor que él.

- Veo que ya despertaste bello durmiente. - Dijo la chica mientras se acercaba a él. - Mira, me da igual quien seas, de que bando estés o si tenías planeado acabar aquí para empezar, pero Anteo quiere entretenimiento y tu vas a salir a luchar dentro de poco.

- ¿Anteo? - Dijo Percy intentando procesar todo lo que había dicho la chica.

- Si, Anteo, se cree el rey del lugar, por lo que le hacemos caso. - Dijo la chica. - No te preocupes por los efectos secundarios del laberinto, esta arena de combate está ubicada fuera del laberinto, por lo que los efectos se irán pasando poco a poco.

- ¿Efectos secundarios? - Dijo confundido.

- Joder, ¿Eres retrasado o qué? - Dijo la chica molesta. - El laberinto tiene un método de defensa, que es volver loco a la gente hasta que sufren un colapso mental y mueran, por el momento es posible que tú los hayas sufrido, por lo que al estar aquí, una zona apartada del laberinto te iras recuperando poco a poco.

- ¿Por qué me ayudas? - Volvió a preguntar el albino.

- Porque sino no sería divertido. - Dijo ella con una sonrisa. - Si mandamos a la gente loca irían corriendo hacia los monstruos para liberarse de las alucinaciones, lo divertido es verlo luchar por sus vidas, los que sobreviven los curo y vuelven a pelear, los que no... Bueno, te lo puedes imaginar.

- ¿Formabas parte del bando de Luke? - Dijo Percy intentando ganar más información. - ¿Por qué haces esto?

- Yo soy neutral en toda esta mierda pimpollo. - Dijo la chica. - Es lo bueno de ser una hija de Apolo que se centra en la sanación, nada de lo demás se me da bien, no sé tocar ningún instrumento, no se me da bien la poesía, puedo decir mentiras por lo que no sería una buena abogada, pero a lo que respecta biología y anatomía, bueno, soy muy buena, a lo que respectar el porqué hago esto, es porque esto es lo único que puedo hacer para ganarme la vida por ahora, a lo que se refiere a vida en la superficie no me queda nada, solo un tío que se hacía llamar mi novio que terminó haciéndome esto en mi cara. - Dijo señalándose las cicatrices de cortes en su cara. - Cortes en los cigomáticos izquierdos. - Se señaló en el pómulo izquierdo. - Rotura del labio hasta el músculo orbicular. - Se señaló un poco más abajo del labio inferior cerca de la comisura. - Y corte ascendente en el músculo risorio derecho. - Se señaló la parte baja de la cara en la zona derecha. - Como entenderás no quiero volver a la superficie, aquí por lo menos tengo un techo, aunque sea de tierra y comida por un pequeño huerto que hay en la zona.

Hijo de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora