El posible culpable y el real

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El viaje en el coche alquilado estaba siendo un poco incomodo. Todos estaban en silencio mientras Zöe conducía lo más rápido que podía sin superar los límites de velocidad ya que eso los retrasaría.

Artemisa los había citado de nuevo en Manhattan, por lo que tendrían cerca de un día de viaje por delante. En sí no hubo ningún problema, debe ser que todos los monstruos que había en el camino se veían más atraídos por la hija de Zeus que por él, por lo que pudieron ir tranquilos.

Después de un día durmiendo en un aparcamiento y de comer nuevamente comida basura que la madre de Percy no aprobaría, consiguieron llegar al lugar que había marcado la diosa como punto de llegada.

El primero que recibió a Percy cuando bajó del vehículo fueron los lobos que había en la cacería, actuaban como perros grandes que añoraban a su dueño haciendo que una pequeña sonrisa apareciera en su rostro. Artemisa se reunió con las cazadoras que le dieron un reporte de todo lo que había sucedido en el viaje de una forma más completa y no solo como resúmenes como habían hecho hasta el momento y eso incluía lo que había pasado dentro del hotel.

- Ya veo. - Dijo Artemisa mientras asimilaba lo que le habían dicho. - Bueno, desde que os fuisteis nosotras nos centramos en peinar más la zona con los lobos y después de un tiempo conseguimos un nuevo rastro por parte de Selena, Ahora hemos conseguido reducir el cerco a la ciudad.

- ¿Habéis encontrado algo? - Dijo Percy después haber acariciado a todos los lobos que había en la manada.

- Por desgracia no hemos encontrado nada por el momento. - Dijo Artemsia. - Selena ha rastreado algunos lugares en los que ha encontrado el olor del rayo. Por el momento ha mostrado gran interés en la playa y en algunos punto de la ciudad como bares y cafeterías, por lo que tendremos que esperar a que alguien con el mismo rastro se haga presente y que nuestros lobos puedan marcarlos.

- Ósea, que tenemos que esperar a que los marquen de nuevo. - Dijo Phoebe por primera vez. 

- Sí, por desgracia sí. - Dijo la diosa. - Esperaremos el tiempo que sea necesario hasta que aparezca en alguno de estos lugares.

Con eso dicho todos se pusieron en marcha ocupando el puesto en el que solían trabajar, Zöe volvió a tomar el puesto de teniente, Phoebe se junto nuevamente con las cazadora veteranas y Sophie volvió a su puesto de maestra de cazadoras novatas. Percy era el encargado de los lobos, por lo que no tenía que reunirse con nadie para cumplir con ese rol.

Los lobos estaban muy felices por la llegada de este y o demostraban acurrucándose sobre él y sus alrededores. Esto fue así hasta que por las tardes- noches salían en busca del posible ladrón mientras eran acompañados por Selena como si fuese un perro normal y corriente que paseaba con mucha alegría con un colar y una correa.

Este plan duró unos cuantos días, como dos o tres antes de que pudieran pudieran llegar a un posible rastro fiable. Cuando menos se lo esperaron, Selena los llevó a la playa donde estaban el grupo de semidiosas y sátiro y un dios de la guerra con cara de enfado que tenía una espada muy grande  mientras que Thalia empuñando su lanza y su escudo.

Percy se sintió tentado a ayudarla, pero recordó lo que había dicho la semidiosa y procedió a sentarse a mirar como la chica luchaba.

Desde que llegó Percy vio como la chica se defendía detrás de escudo mientras el dios parecía no verse afectado por el efecto de la copia de la Egida, podría ser por el hecho de que tenía gafas de sol que le protegían o porque era un dios, eso a Percy no le parecía importarle.

De vez en cuando Thalia mandaba alguna picada que el dios desviaba o esquivaba con mucha facilidad, pero de vez en cuando recibía una descarga haciendo que este soltara un rugido molesto por lo sucedido. Todo fue muy parecido mientras Annabeth y Grover no parecían meterse, ya sea por miedo al dios de la guerra o porque les estaban obligando a mantenerse atrás por este.

Hijo de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora