Capítulo 39: investigando

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Poché

Desde que calle me dijo sobre sus sospechas del accidente de su madre he tratado de buscar todo lo relacionado a ese suceso, aunque no he tenido mucho éxito en ello. En el primer lugar que busqué fue en la oficina y solo encontré algunos recortes de periódicos en su escritorio, aunque no quise abrir su caja fuerte, una porque no tengo la clave y porque creo que eso le corresponde hacerlo a calle así que le dije a Juancho para que se lo diga cuando vaya a visitarla ya que me prohibió regresar a ese lugar.

—perdón por la tardanza Lina

—no pasa nada, recuerda que eres mi última cita y podemos charlar lo que queramos —me daba pena hacerla esperar y ser la que prácticamente no quiere salir de aquí cuando hablamos, me siento tranquila conversando y hasta se me olvida que ella me está analizando.

Le pedí disculpas una vez más y tuvo que aceptarlas para dejar el tema zanjado, lo primero que hizo como cada cita es pedirme que le contara lo que había hecho en mi día así que lo hice rápido porque quería llegar al tema del que en verdad quiero hablar que es calle y nuestro intento de avanzar en nuestra relación.

—¿estás segura?

—entendí que no avanzaré si no lo intento y con ella me siento cómoda, sé que me cuidará y la amo, quiero intentarlo —me miró por unos segundos y luego con total calma empezó a hablar

—no dudo en que lo hará y sé que se aman, pero no creo que sea lo correcto —necesitaba que ella me explique porque en verdad yo siento que estoy lista —¿calle se negó?

—dijo que no era el momento

—¿Por qué crees que lo dijo? —aunque ella me diga que es porque está en la cárcel sé que aún tiene miedo a lo que pueda pasar si lo intentamos —dime lo que piensas poché, dime por qué crees que Daniela se niega a estar contigo

—por miedo —respondí bajando la cabeza y ella sujetó mi mano para continuar hablando

—sabes perfectamente que aún no llegamos a lo que en verdad necesitamos llegar, no me mal entiendas, pero tu aun no estas lista y lo sabes, sabes que tu mente te puede jugar una mala pasada y lo único que lograras es lastimar a tu esposa. ¿te parece si hablamos de esa noche primero? —automáticamente me puse nerviosa, ella tiene razón pero que hago si no puedo controlarlo

—tengo miedo, no quiero que me dé un ataque de pánico y que calle no esté. Ella ha sido la única que me puede calmar cuando sucede eso, la primera vez me contó sobre su niñez y luego me cantó —Lini sujeto mis manos y me sonrió dándome ánimos

—te aseguro que pararemos cuando quieras, no quiero forzarte, pero creo que ha llegado el momento de hablarlo ¿quieres? —la confianza que ella me transmite es parecida a la que siento con calle así que accedí, no soltó mi mano en ningún momento y cuando no podía continuar se detenía y me hacía alguna pregunta como que si recordaba el paisaje o algo minúsculo sin importancia de aquella noche, eso hacía que mi mente no solo se concentre en lo que me ocurrió sino a detalles que antes ni siquiera lo había pensado. Me preguntó por la calle, la hora, que llevaba puesto aquella noche y el por qué iba caminando a casa. Esa última pregunta me llevó a mi padre y sus tantas promesas incumplidas, podría hacer una lista de cada uno de ellos y estoy segura que no lo terminaría nunca.

—¿no le dijiste a tu padre?

—lo intenté muchas veces, pero jamás lo notó o simplemente nunca le importé

—¿Por qué dices eso? —tomo su bolígrafo y anotó algo que en verdad no sé ni que sea, pero ha de ser importante ya que no hace eso muy seguido

—no fui la misma desde esa noche y él ni siquiera lo notó, un padre preocupado sabe cuándo su hijo la está pasando mal y para él nosotras no existíamos

perdóname (caché g!p)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora