Capítulo 42: perderla

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Johan

He pensado mucho en los pasos que debo seguir para no arruinar todo mi plan y creo haber llegado a una conclusión que nos beneficiará a todos, hoy inicia mi gran jugada y seré yo mismo quien lo haga, no quiero que nada se complique ni involucrar a nadie más.

—¿A dónde vas?

—tengo que solucionar unos asuntos y en lo que yo demore te pido que revises lo....

—pero...

—¿lo harás? —ella asintió así que solo Salí de la casa, mi papá salió de viaje y sé que estará segura hasta que yo regrese.

Subí a mi auto y envié un mensaje para iniciar todo esto, solo espero no sorprenderme con nada. Esto de por sí ya es peligroso y lo último que quiero es que mi padre se entere, al menos aún no.

Hace algunos días le dije a juan Carlos lo que tenía que hacer y será justamente a la hora exacta cuando todo haya terminado y esté celebrando el inicio del fin.

—Johan no puedo hacerlo —esa llamada me llenó de coraje ¿no sé da cuenta que no se lo estoy pidiendo?

—¿crees que me importa lo que pienses? Se te ordenó lo que harás así que más te vale cumplir con lo acordado o todo se sabrá ¿quieres que tus hijas sepan en verdad lo que su papito hizo por dinero? ¿quieres que les cuente lo que hiciste? Porque te juro que si no haces lo que te dije lo vas a lamentar —podía escuchar el silencio del otro lado y sé que estaba llorando, pero ni siquiera por lo que pensarían sus hijas sino porque se le acabaría el dinero para seguir metiéndose porquerías.

—está bien, pero ¿Quién es ella?

—¿quieres ponerle nombre y rostro? Porque si es así te lo digo, creo que ya estás acostumbrado a vivir con remordimiento

—al menos dime que hago luego —esto ya me está cansando

—¡por favor juan Carlos! ¿quieres que te diga como matar a alguien? Te dije que fueras ahí y primero acabes con el guardia, él no me interesa, pero a la mujer dile que te envié yo y luego acaba con ella. no quiero que falles y por favor quiero saber con detalles cuál fue su expresión al saber que fui yo quien la tuvo todos estos años

—está bien, te llamaré cuando acabe con todo

—no olvides desaparecer el cuerpo o hazla irreconocible ¿entendiste?

—está bien —corté la llamada y me concentré en manejar, ya estaba cerca así que saqué mi arma y lo guardé en mi cintura, el maldito verá lo que le pasa por meterse con los que amo.

Bajé del auto y solo tuve que esperar unos minutos más cuando llegó algo distraído o tal vez debería decir asustado, es obvio que le causa incertidumbre el por qué lo cité aquí.

—¿por qué aquí?

—¿Cuál es el problema? Es de suma importancia ¿tienes algo más importante que hacer? —podía ver que analizaba el lugar con la mirada y en cuanto tomé asiento el hizo lo mismo, pero con la guardia en alto.

—bueno tú me dijiste que acabara con el asesino de sebas y eso iba a hacer cuando me llamaste para acá —el maldito me acaba de mentir en la cara, pero sigamos jugando su absurdo juego, a ver cuánto le dura

—eso no es tan importante Mario, pero esto sí, a ese idiota lo matas cualquier otro día —parecía relajarse hasta se animó a sonreírme

—¿de qué quieres hablar entonces?

—del verdadero asesino de Sebastián —su rostro cambió de inmediato, pero no se movió ni un centímetro —sabes que para mí Sebastián más que mi mejor amigo era mi hermano ¿cierto?

perdóname (caché g!p)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora