Capítulo 67: la verdad

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Johan

Llevo días tratando de comunicarme con calle, pero no lo he logrado hasta el momento, ni siquiera sé dónde estoy y me urge regresar a casa. Matu tiene que irse al igual que Daniela y su familia.

—ya quiero que llegue ese momento y pueda ser yo mismo quien acaba con ese problema —regresé mi vista hacia él y le sonreí, llevó días aparentando y siento que ya no puedo mas

—lo haremos juntos papá

—no quiero que nada salga mal, lo concretaremos en dos días y por fin se terminaran nuestros problemas —iba a decirle que no se preocupe porque sería yo quien me encargue personalmente de hacerlo, pero uno de sus idiotas llegó muy agitado para cambiarlo todo.

—Mario habló y nuestros contactos dicen que solo es cuestión de días para que no tenga escapatoria señor —esto era lo que me temía

—olvidemos todo y vámonos papá......

—¡jamás! primero acabaré con Daniela y su esposa, haré que sufran y me divertiré tanto...

—pero...

—¡pero nada! Ahora mismo regresaras y las llevaras a donde acordamos, mis hombres irán contigo y no quiero fallas Johan —eso no estaba en mis planes, se supone que solo me encargaría yo solo, con ellos alrededor no podré ayudar a calle porque todos seriamos cadáveres.

En cuanto me contó lo que planeaba hacer me quedé helada, está loco. Es la persona más desagradable que pude conocer y me avergüenza ser su hijo, quise contarle a calle de inmediato, pero me trajo para aquí diciendo que tenía que conocer lo que en realidad hacemos. Mi teléfono no sirve y si quiero comunicarme tengo que caminar por lo menos 3 horas, lo he intentado, pero nunca me deja solo y por las noches no podemos salir disque por seguridad.

—necesito mi teléfono para llamar a mis contactos y arreglar...

—mis hombres se encargarán de eso, tu solo llévalos a donde te dije y ahora necesito que lo hagas de inmediato, nuestra venganza se acerca —caminó hasta mí y sujetó mi rostro entre sus manos —estoy orgulloso de ti, lo que has logrado en estos días solo me demuestran que eres el mejor para este negocio —siento que lo dice por el trato que conseguí para transportar armas, pero lo que no sabe es que su castillo de arena terminará destruido muy pronto

—me iré —caminé hacia la puerta cuando me detuve —¿estarás ahí cuando ocurra?

—no me lo perdería por nada —respondió sonriendo

—dalo por hecho —ahora que veo su tranquilidad escalofriante después de lo que planea hacer y también tengo miedo, miedo de lo que podría pasar si algo sale mal, miedo de mí mismo, miedo por calle y su familia.

Iba escoltado por muchos hombres de papá y simplemente no podía hacer nada para cambiar lo que ocurriría dentro de unas horas, solo espero cumplirle la promesa que le hice a Irene porque ella confía en mí y confía en el futuro que le prometí cuando le conté lo que haría ¿Cómo iba a saber lo que tramaba mi papá? si lo hubiera sabido ya estaría muerto y quizá yo esté preso.

—necesito mi teléfono antes de irme —uno de los tantos chicos se acercó y dijo lo que no pensé escuchar

—todos fueron destruidos, no pueden ser rastreados hasta aquí —¿ahora que se supone que haga? Esa era mi única esperanza —si necesita hacer algo solo pídalo y mis hombres se encargarán de hacerlo

—solo necesitaba mi teléfono y vámonos que mi papá no quiere fallas —todos subieron a sus autos y dos de ellos se encargaron de transportarme, en el camino iba pensando en lo que estoy haciendo y me di cuenta que me estoy muriendo de miedo, por primera vez desde que empecé con esto no sé qué hacer y no sé cómo manejar lo que se viene.

perdóname (caché g!p)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora