capitulo 2: testamento

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Los días pasaban y yo simplemente no podía pensar en otra cosa que no sea la lectura del testamento, no porque me preocupe que no me haya dejado nada sino porque necesitaba regresar a los ángeles, mi vida ya está hecha allá y no quiero cambiar eso.

No quiero seguir en este lugar que solo me trae malos recuerdos y me hace sentir la peor basura, jamás debí irme, pero el estar aquí solo me lastimaba, tal y como lo está haciendo ahora.

—te dije que dejaras de tomar —no quería sermones y menos de él, se supone que es mi mejor amigo, bueno después de Laura.

—¿Qué más quieres que haga? Me la paso metida en esta casa porque no me dejas salir —su mirada iba cambiando conforme avanzaba hacia mí y yo no pude resistir más y empecé a llorar. No puedo con todo esto, no quiero hacerlo y en este lugar solo me siento vulnerable.

—sabes que no quise hacer eso Calle, pero no me dejaste más opción cuando te encontré en el estado tan deplorable y.....

—está bien, sé que no debí hacer nada, pero no estaba bien y lo sabes, solo quería decirle sus verdades a esa sarta de criminales

—lo sé, pero si eso llegaba a la prensa ahora mismo estarías en muchos problemas legales —él tenía toda la razón, pero ese día no pude contenerme y solo llegué a esa casa donde antes la consideraba como mi segundo hogar y dije lo que pensaba sin medir consecuencias.

—pero nada de eso pasó, entiéndeme Juancho, solo quiero que se lea el testamento e irme de este lugar, sabes que el dinero de mi papá no me interesa

—calle, las cosas no son tan sencillas y lo sabes. Ahora tu padre ya no está y la que tiene que continuar con los negocios eres tu —iba a hablar, pero me detuvo asumiendo lo que diría ¿qué puedo decir? Me conoce muy bien —sabes que yo no voy a continuar manejando todo, eres su hija y tienes que hacerlo tu

—eso significaría quedarme aquí y no puedo hacer eso, justamente por eso papá me envió lejos y lo sabes

—las cosas cambiaron y tendrás que acostumbrarte. No te estoy pidiendo que lo hagas de la noche a la mañana porque sería imposible, pero si te pido que lo intentes, para esto estudiaste y es hora de que también enfrentes tus miedos —eso es lo que me aterra <<mis miedos>>

—¿será mañana? —pregunté incorporándome e intentando caminar, pero simplemente todo me daba vueltas y lo único que logré es caer al piso

—sí y es mejor que duermas porque será a las 8 de la mañana y te necesito muy despierta —me tomó del brazo para ayudarme a llegar a mi enorme habitación aun con las maletas intactas porque no saqué ni una sola prenda con la ilusión de regresar de donde no debí de salir nunca.

—gracias por ser mi amigo —lo abracé mientras el trataba de empujarme a la cama.

—mi deber siempre ha sido cuidarte calle y es lo que hago, pero por favor ya contrata a alguien para que limpié este lugar, mañana después de la lectura del testamento llama a algún servicio de limpieza y deje este lugar como debería.

—claro señor, ahora si dormiré porque tengo sueño y así puedo dejar de pensar —me recosté abrazando una almohada y no recuerdo en qué momento fue que me quedé profundamente dormida.

Desperté por el incesante ruido de la alarma acomodada estratégicamente para hacer que me ponga de pie. Voy a matar a Juancho por hacerme esto, pero es mejor apurarse a tener todo listo y así esperarlo para poder ir donde el abogado y terminar con todo este tema de una buena vez.

Me puse un traje y me percaté que todo en mí sea lo más formal posible, estoy segura que los periodistas no perderán oportunidad en fotografiar mi deplorable apariencia por la muerte de mi padre, alimentando así su apetito por los chismes y su clara obsesión con manejar tus emociones a su antojo.

perdóname (caché g!p)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora