capítulo 20: juan Carlos

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poché

durante el camino trataba de pensar de manera positiva, rogaba para que mi papá esté bien y que solo sean algunos golpes, pero también tenía miedo de que no sea así. Necesitaba verlo, lo extrañaba mucho, aunque tal vez él no lo haga.

—llegamos señora —Joaquín estacionó el auto y era una casa muy deteriorada y las pocas plantas que había en ese jardín estaban marchitas, me siento culpable de lo que le está pasando a mi papá, aunque en el fondo sé que él fue quien tomó la decisión de distanciarse de nosotras.

Calle me ayudó a bajar del auto y cada paso hacia la entrada de esa casa me parecía una eternidad, esto no tenía que ser así, nada de esto tendría que estar sucediendo. Daniela fue quien tocó la puerta y luego de algunos minutos insistiendo esta se abrió.

—¿Qué haces aquí? —debí imaginarme encontrar a esta mujer, jamás se separa de mi papá

—vine a ver a mi papá —ella intentó cerrar la puerta, pero calle la detuvo —por favor Luciana, deja que hable con él, yo solo quiero ayudarlo

—tu gorila se queda aquí —dijo refiriéndose a Joaquín y yo vi a Daniela —¿tienes que pedir permiso para decidir?

—ella no tiene que pedirme permiso para hacer lo que quiera, soy su esposa no su dueña —Daniela estaba enojada y Luciana tenía una enorme sonrisa. Su pasatiempo favorito es fastidiar a las personas y calle es un blanco perfecto

—no tenemos que darte explicaciones de nuestras vidas y mejor llévame donde mi padre, quiero verlo —ella empezó a caminar dirigiéndose al segundo piso así que la seguimos, caminamos hasta una habitación y en cuanto la abrió sentí una presión en el pecho.

Mi papá estaba muy golpeado y se quejaba de dolor al tratar de beber un poco de agua, ni siquiera lo dudé y corrí a ayudarlo, pero no me esperaba esa reacción de su parte.

—¿Qué haces aquí? ¡vete!

—papito por favor no digas eso —mis lágrimas caían sin control mientras trataba de recoger el vaso que mi papá había tirado de mis manos —vine a ayudarte y....

—¿vienes a ayudarme después de haberme dado la espalda? La preferiste a ella antes que, a tu propio padre, yo te di todo poché y mira como me pagaste —seguía siendo el mismo, en verdad creí que al menos estaba un poco arrepentido después de todo lo que pasó entre nosotros pero a él solo le sigue interesando el dinero y no sus hijas.

—¿Quién le hizo esto? —preguntó Daniela acercándose hasta donde estaba yo

—eres a quien menos quiero ver, tú me quitaste a mi hija y lo que me pasó no te tiene que interesar —Luciana fue con él y cuando intenté tomar su mano simplemente la quitó

—tiene razón, no me interesa lo que pase con usted porque al fin y al cabo solo recibe lo que da, pero no me gusta ver a poché sufrir por su culpa, mírela, lo único que hace es preocuparse por su bienestar y usted solo la desprecia ¿cree que no la lastima? Usted es un idiota, un idiota que está segado por el maldito dinero que no se da cuenta del daño que le causa a las dos únicas personas que se preocupan por usted —mi papá no decía nada y al parecer ni siquiera le importa prestar atención a lo que le estaba diciendo calle

—me dieron la espalda ¿Por qué tendría que preocuparme por ellas?

—¿por ser su padre no es suficiente? Lo único que quieren es verlo bien —mi papá fijó su vista en mí

—solo quiero ayudarte papá, jamás quise darte la espalada, pero hay cosas que no sé cómo decirte y tú haces cosas sin contar con nuestras opiniones

perdóname (caché g!p)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora