Capítulo 25: celos

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Calle

Las semanas pasaban y no tuvimos ninguna noticia de juan Carlos, cambiamos el teléfono de valentina y no puede salir de casa sin escolta. La última vez que salimos se encontró con Ximena, una amiga de cuando estudiaba sin restricciones y antes de que juan Carlos la mandara a ese lugar de tortura. ahora sale con ella más seguido cuando no es Xime quien se queda en la casa, vale está feliz y es lo que cuenta.

Por otro lado, me tiene contenta que poché me haya pedido venir de vez en cuando a la empresa para enseñarle cómo manejar ciertas cosas, la semana pasada vino tres días y espero que en esta semana se anime a venir todos los días, me encanta tenerla cerca y poder charlar de manera natural, aunque solo hablemos de negocios y una que otras cosas sobre nosotras.

—hola gran empresaria Daniela calle —alcé la vista del computador y luego llegó clara algo apenada

—perdón señora calle, pero la señorita ingresó y no me dio tiempo de decirle

—no pasa nada clara, puedes retirarte —solo se fue mientras trataba de asimilar lo que estaba pasando frente a mis ojos

—¿no me vas a invitar a sentar?

—¿Qué se supone que haces aquí Rafaela? —ella no prestó atención y solo se sentó frente a mí cruzando sus piernas y dejándome ver más de lo normal, creo que no ha cambiado y ya sé que es lo que quiere. Demás está decir que no logrará nada.

—te esperé, fui a tu apartamento muchas veces, pero nunca abrías así que supuse que seguías aquí ¿no te da gusto tenerme aquí? —claro que no me daba gusto

—fui muy clara contigo y te dije que si te necesitaba te iba a llamar

—¿no me necesitas? —dijo viendo mi entrepierna y en verdad me puse nerviosa, Rafaela es una mujer muy sensual y sabe exactamente lo que me gusta, pero ya nada es lo mismo. No soy la misma de los Ángeles.

—no y te pido que te largues de aquí, estoy casada si no lo sabias y amo a mi esposa —su cara fue un poema, pero continuó con su jueguito ¿en qué momento me metí con ella? las consecuencias de las borracheras me están pasando factura, de eso ya no tengo dudas

—eso no te impide divertirte, sabes que puedo cumplir todo lo que me pidas ¿cierto? —se inclinó sobre la mesa dejándome ver su escote y vaya que tiene unos hermosos pechos ¡carajo Daniela, reacciona!, sus labios estaban muy cerca....

—hola Dani.... —la erección que se me estaba formando quedó en nada con el miedo que sentí al instante y solo pude separarme de ella para acercarme a poché que, aunque no podía descifrar lo que pensaba, siento que no es nada bonito por el modo en el que me ve.

—llegaste...

—estamos hablando Daniela ¿podrías decirle a tu amiga que venga después?

—no se preocupen, yo vendré mañana.... —poché se iba a ir así que no tuve más opción que retenerla tomando su mano, no iba a permitir que se vaya pensando cosas que no son.

—la que se tiene que ir de aquí eres tu Rafaela, ya te dije que no tengo nada que hablar contigo y no eres nadie para hablarle así a mi esposa —tomé a poché y la llevé hasta mi silla para que se sentara mientras me encargaba de echar a Rafaela

—¿tu esposa? ¿es una broma Daniela?

—a ver Rafaela, te lo voy a explicar con manzanitas, ella es mi esposa María José Garzón y la amo así que te pido que te vayas porque jamás te di alas y lo sabes perfectamente

—lo nuestro era......

—era ocasional, te dije que no quería nada con nadie y solo nos divertíamos, la pasamos bien cuando estaba en los ángeles, pero ya no, nunca tuvimos nada y te consta —ella estaba furiosa pero no quería perder a poché, ella es quien me importa, aunque después de esto no creo que sea igual

perdóname (caché g!p)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora