Capítulo 41: hasta el matrimonio

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Poché

Tener a Daniela nuevamente conmigo ha sido una de las mejores cosas que me ha pasado, tuve tanto miedo de no volverla a ver que ahora solo quiero estar a su lado, aunque suene una exageración la necesito y lo supe cuando no estaba conmigo.

—hola

—hola mi amor ¿Qué hora es? —escondió su rostro en mi cuello mientras se aferraba con mucha más fuerza a mi cintura haciéndome reír.

—aún es temprano, si quieres puedes seguir descansando y te despierto a besos —acaricié su cabello y ella elevó lentamente su rostro hasta llegar a centímetros de mi boca, sus ojos juguetones y esa coqueta sonrisa me incitaba a besarla

—quiero que lo hagas ahora

—¿Qué cosa?

—bésame ahora —fue una petición que gustosa cumplí y segundos después yo estaba sobre ella mientras me acariciaba las piernas y yo no quería bajarme de ahí nunca. Se separó con cuidado de mis labios y solo acariciaba mi mejilla sin dejar de mirarme los labios, ese simple acto aceleraba mi ritmo cardiaco a mil —sabes que no puedo avanzar, pero eso no quiere decir que no te desee

—tienes razón en ambas cosas —solo pude reír por lo que dijo porque era verdad —y por eso quería pedirte si podríamos ir donde Lini, ella cree que sería una buena idea....

—sí, quiero ir contigo y si es en la próxima cita mucho mejor. Poché en verdad quiero estar bien para poder estar juntas, lo que pasó nos afectó a ambas y debo admitir que aún tengo miedo, pero ya no quiero seguir sintiendo esto. No quiero que ni tú ni yo volvamos a tener miedo y mucho menos por amarnos —empecé a repartir besos por su rostro mientras ella seguía aferrada a mí y un ligero movimiento hizo que ella jadeara como reacción así que me detuve, no quiero que se encierre en el baño para poder calmarse porque demoraríamos mucho y tengo que entregarle todos los documentos que encontré sobre el accidente de su madre además dejarla así no es justo para ella.

entendió que era mejor que se duchara y yo lo hice en el que era mi cuarto para no tardar mucho. Nana como siempre preparó un desayuno exquisito y desde la llegada de calle se esmera aún más y me da tanta ternura verlas interactuar como si fueran madre e hija.

—¿esta noche puedo quedarme en casa de Xime?

—claro no le veo el problema, pero ya sabes las reglas —valentina asintió contenta y prácticamente fue corriendo por Luis para decirle que él se encargaría de cuidarla hoy. Teníamos que ver el modo de que todos estén a salvo y estar con alguien cuidándote las 24 horas es menos riesgoso —poché ¿Cómo vas con tus clases de...?

—no lo digas por favor que me pongo nerviosa con solo pensar que un arma estuvo en mis manos —cerré los ojos y escuché la carcajada de calle en menos de un segundo —no te burles Dani que en verdad no me siento bien haciéndolo, pero Joaquín dice que he mejorado muchísimo

—me parece perfecto y por favor deja de sonrojarte que me matas de amor, mejor dime lo que averiguaste de mi madre —llevé los platos al fregadero y me puse a lavarlos muy rápido para después llevármela al despacho de la casa, ahí tenía todo y lo primero que quería preguntar era sobre su padre.

Nos sentamos en el enorme sillón y saqué todo, ella me veía sonriendo al notar los apuntes que hice en cada hoja y luego solo me dio un beso fugas.

—Dani ¿sabes si tu papá estaba mal cuando pasó lo de tu mamá? ¿él ya tenía cáncer?

—no, él estaba bien y lo del cáncer se lo detectaron mucho después, yo creí que enfermó por lo que había pasado con mi mamá, pero en realidad ahora siento que él lo sabía y solo no quiso decirnos —saqué las hojas y se las mostré, ella lo leía con detenimiento y creo que llegó a la misma conclusión que yo cuando lo vi —no sé qué decirte, esto es....

perdóname (caché g!p)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora