Capítulo 60: lencería

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poché

sabía que calle no se iba a contener y solo esperaba que no se deje llevar por la ira porque si eso pasaba la próxima vez que la vea será tras las rejas, el papá de Johan no dudará en hacer lo que sea para deshacerse de ella.

—ya deja de preocuparte, ya debe estar por llegar —claro como si no conocieran a calle y su lindo temperamento, todos parecían estar tranquilas y yo no daba de la angustia.

—ahí viene mi cuñadita —dijo vale viendo la puerta de la casa y Mafe me vio de inmediato, tal vez tenía razón y yo exageré un poco

—hola ¿y esas caras? —Daniela se acercó a mí para darme un beso —¿pasó algo mi amor?

—no, no pasa nada

—poché creía que no te ibas a controlar y repartirías golpes si te provocaban —Mafe lo describió perfectamente y estaba dispuesta a decir que lo sentía, pero al ver a calle se me quitaron las ganas —¿Qué hiciste Daniela?

—calle...

—no hice nada —respondió esquivando la mirada y sabía que intentaría huir así que le tomé la mano —¿la cena ya está? Porque me muero de hambre

—primero dime que hiciste y si tengo que preocuparme

—no golpee a nadie —eso me alivió bastante —solo le di una sacudidita a Johan y ya, pero lo hice solo con un propósito —se defendió

—claro el de regresarlo al hospital

—¿Qué? No, le puse una nota en su camisa para reunirnos y hablar —me abrazó haciendo su puchero y ya no pude seguir enojada con ella —solo espero que lo hagamos lo antes posible porque me urge hablar con él

—le dije a Juancho que no te dejara sola

—se lo hubieras dicho a una roca, haría mejor su trabajo —respondió tomando sus cosas para ir a cambiarse así que fui con ella y recibirla como se merece

—¡tienen diez minutos! —gritó vale riendo, preferí no hacerle caso porque solo sería darle alas a seguir fastidiando y no quiero avergonzarme en frente de Mafe y nana.

Cuando llegué a la habitación la encontré quitándose la camisa y en verdad era inevitable dejar de mirarla, ella me gusta mucho.

—¿te quedaras ahí por siempre?

—no, solo hasta que termines de vestirte —dije riendo tras la puerta

—eso es acoso, tengo derechos ¿sabías?

—¿no quieres que te mire? —pregunté fingiendo tristeza y ella se acercó para envolverme en sus brazos

—quiero que lo hagas siempre pero aquí, no detrás de esa puerta —mis manos fueron a parar a su cuello y me hinqué para robarle un pico —eso también me gusta

—¿Qué te robe besos?

—sí, nunca dejes de hacerlo —me respondió con otro beso, pero esta vez hice que durara, extrañaba probar sus labios. Estaba perdida solo disfrutándolo cuando ella se quitó lento aun con los ojos cerrados —tenemos solo diez minutos bebé

—¿y? —respondí

—voy a necesitar mucho más que eso para lo que quiero hacer en este preciso momento —sonreí entre sus labios y pensé que sería buena idea jugar un poco —po..ché... — terminó mi nombre con un jadeo que me encantó escuchar así que seguí jugando justo en su bragueta, delineando poco a poco su erección

—estás jugando con mi cordura —dijo besando mi cuello y no podía estar más feliz por lo que decía

—tenemos que bajar —sus besos bajaban peligrosamente entre mis pechos y sabía que tenía que detenerla ahora porque la que perdería la cordura sería yo —Dani...

perdóname (caché g!p)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora