Capítulo 53: mi verdadero verdugo

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Poché

Cuando desperté me encontré con unos brazos aferrados a mi cuerpo y una respiración calmada, sabía exactamente de quien se trataba y eso me ponía feliz. Traté de moverme y ver su rostro sin despertarla, pero fallé en el intento.

—hola —dijo aun con los ojos cerrados

—hola ¿te desperté?

—no, llevo despierta algunos minutos —dijo ahora mirándome —solo no quería soltarte

—es como un sueño, tú y esta felicidad no parecen reales

—te juro que lo somos —me sujetó de la cintura y se acercó a besarme lento, tierno y delicado —soy adicta a tus labios

—y yo a los tuyos —respondí sonriendo entre el beso para después profundizarlo, ella en verdad me encantaba.

—en verdad eres mala

—¿ahora que hice? —ella escondió su rostro entre las almohadas y para responder a mi pregunta me puso sobre ella justo como estaba en la noche —no fue mi intención —dije sintiendo su erección

—necesito una ducha de agua fría o eso no baja..... —se quedó callada en cuanto moví ligeramente mi cadera haciendo presión en su pene, la postura era nueva para mí, pero se sentía muy bien tener el control de sus gemidos así que lo seguí haciendo.

—poché.... Dios eso se siente genial

—saca un preservativo —dije en cuanto dejaba caer las sabanas que hasta el momento me cubrían los pechos, ella no reaccionaba así que lo hice yo —póntelo

—¿estás segura?

—si —ella estaba lista para ponérselo y yo lista para recibirla, pero en cuanto quiso que me recostara me negué haciendo que sonriera —dime que hago

—muévete lento —así lo hice —hazlo a tu ritmo, encuentra el momento correcto para....

—¿así? —pregunté justo cuando la sentí en mi entrada y me movía despacio para que entrara en mí, ella empezó a jugar con mis pechos para después llevárselos a la boca. Mi cordura y miedo se iban cada vez más lejos y cuando la sentí dentro de mí por completo un gemido salió de mi boca al igual que ella, sujetó mis caderas e hizo que no me moviera.

—no te muevas así mi amor o harás que termine —tenia los labios entreabiertos y los ojos cerrados hasta que se acercó a mi boca y me besó con mucha pasión —ahora, hazlo despacio hasta que te acostumbres. No quiero que te lastimes

Hice lo que me dijo y cada vez que la veía disfrutar perdía la pena, me movía en forma circular y en cuanto sentí que mi orgasmo se acercaba aumenté el ritmo.

Me aferré a su cuello y ella me sostuvo de las caderas haciendo sus envestidas más profundas, mi cuerpo entero lo disfrutaba. Mis gemidos y el modo como sujetaba las sabanas lo hacían notar. Fue un orgasmo placentero y diría mucho mejor que el de anoche, pero siento que esto va para mejor.

—wow, esto si es un sueño —ella aun sentía mis espasmos mientras yo acariciaba su mejilla y rosaba mis labios en los suyos —¿Dónde quedó mi tímida esposa?

—no lo sé, pero esto me encantó

—¿entonces te gusta dominar? Porque si es así yo no me quejo

—¡oye! No me molestes —mi rostro estaba oculto en su cuello y ella no dejaba de carcajearse

—me encantaría quedarme dentro de ti por siempre, pero creo que se nos hace tarde, a ti para las clases y a mí para una reunión muy importante ¿quieres ducharte conmigo? Prometo que él no hará nada que tú no quieras —dijo señalándome

perdóname (caché g!p)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora