Tras mi constructiva charla con Bobby, decidí que lo más productivo que podía hacer en ese momento era irme a casa, pues no me sentía con ánimos para seguir sentada en una silla mientras mi cerebro no dejaba de recordarme lo patética que era.
Por eso, ahora mismo me encontraba sentada en el coche con mis ojos fijos en la fachada de la casa, sabiendo que antes o después iba a tener que entrar para enfrentar a Beth, quien era más que probable que se encontrara allí.
Exhalando un sonoro suspiro, bajé del coche sin molestarme en meterlo en el garaje y caminé lentamente hasta la casa, estirando mis labios en una mueca cuando la cabeza pelirroja de mi Beta apareció por la puerta del salón.
—Pensé que no ibas a entrar nunca —comentó con humor, estirando sus labios en una amplia sonrisa que rápidamente se borró cuando sus ojos recorrieron mi rostro—. Haré chocolate caliente.
Cuando ella desapareció de mi vista corriendo a la cocina, yo me encaminé al salón y me dejé caer en el sofá como un peso muerto, viendo sorprendida la cantidad de folios que había desperdigados por la mesa.
Rápidamente agarré uno y me dispuse a leerlo, frunciendo mi rostro en una mueca.
"Las Naciones Unidas marcan el origen de los Derechos Humanos en el año 539 antes de Cristo. Cuando las tropas de Ciro el Grande conquistaron Babilonia, Ciro liberó a los esclavos, declaró que cualquier hombre era libre de escoger la religión que quisiera y estableció la igualdad racial".
¿Qué demonios estaba haciendo Elizabeth con apuntes sobre los Derechos Humanos?
—Pienso retomar las clases —aclaró ella mis dudas, adentrándose a la estancia con dos tazas humeantes y acomodándose a mi lado—. No puedo volver a la Universidad, porque no pienso dejaros de nuevo, así que he solicitado las clases online.
—Guay.
Esbozando una diminuta sonrisa con mis labios, agarré la taza que me tendía y me la llevé a los labios, para darle un diminuto sorbo al caliente y delicioso líquido.
—¿Cómo estás? —preguntó suavemente.
Un imperceptible estremecimiento sacudió mi cuerpo cuando ella subió su mano libre a mi cabeza y deslizó con suavidad sus dedos entre las hebras de mi cabello mientras mis ojos viajaban con rapidez hacia ella y mis mejillas se coloreaban de un sutil rosa.
—Bien... creo. He golpeado a Aiden en el almuerzo —confesé, arrugando mis labios en un puchero cuando vi la expresión ofendida de su rostro—. Se lo merecía...
—Mi pobre sexy Aiden —exclamó ella.
Una fuerte carcajada escapó de lo más hondo de mi pecho cuando ella se llevó su mano al pecho y abrió su boca exageradamente, haciendo una auténtica obra dramática.
—Estoy segura de que me espera una larga charla esta tarde —murmuré con humor, consiguiendo que Beth riera muy poco sutilmente.
—Que les den —murmuró con sorna, bebiendo de su chocolate—. ¿Y con los otros dos como te ha ido?
ESTÁS LEYENDO
The Last Sacrifice |Derek Hale x OC|
Fanfiction¿Quién dijo que iba a ser fácil? Es obvio que cuanta más gente quieres más más esfuerzos tienes que hacer para protegerlos, pero no poder hablar... No poder hacer públicas tus intenciones puede ser el punto de inflexión en tu vida. Ha riesgo de perd...