¿Quién dijo que iba a ser fácil? Es obvio que cuanta más gente quieres más más esfuerzos tienes que hacer para protegerlos, pero no poder hablar... No poder hacer públicas tus intenciones puede ser el punto de inflexión en tu vida. Ha riesgo de perd...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Mis ojos permanecían fijos al fondo de la calle mientras la música invadía mis oídos, intentando relajar de ese modo los intensos latidos de mi corazón.
Estaba... furiosa. Sí, ese podría ser el adjetivo que me describiría en ese momento.
Hacía pocas horas que mi manada me había puesto al tanto de todo, y me había preocupado demasiado.
Teníamos que encontrar un Kitsune oscuro antes de comenzaran los problemas, sin embargo, no sabíamos cómo hacerlo ni por dónde empezar. Si ese dichoso bicho ya se encontraba dentro de alguien, y se mantenía en reposo, estábamos jodidos porque entonces estaríamos jugando su juego hasta que decidiera entrar en acción.
Pero no era eso lo que me había enfurecido hasta los niveles de ira que corrían en ese momento por mis venas.
"Al parecer, durante estas semanas anteriores, el padre de Scott, el Agente McCall del FBI, llegó a la ciudad... El puesto del sheriff pende de un hilo finísimo... o pendía... No lo tengo muy claro a estas alturas".
Eso era exactamente lo que me había dicho Viggo cuando nuestros Betas se centraron en sus tareas pertinentes... Tareas que, en cierto modo, y por muy mal que sonara... Me la traían un tanto floja en esos momentos.
Una vez más inspiré con fuerza y estiré mis labios en una sonrisa cuando Katherina salió de su casa, colocando sobre sus hombros una sudadera con cremallera sin llegar a abrocharla mientras se acercaba con prisa al coche.
Cuando ella se sentó a mi lado y besó fugazmente mi mejilla, una suave risilla se deslizó de mis labios mientras ella se colocaba el cinturón de seguridad.
—¿Qué tal? —preguntó.
Yo solo pude girar mi rostro hacia ella con una de mis cejas alzadas, dejándole claro que la situación podría estar mejor, consiguiendo que ella riera con fuerza.
—De acuerdo Lo pillo —murmuró, negando con su cabeza—. No pensé que diría esto... pero te eché de menos.
—Solo han sido tres días —comenté con humor, poniendo de nuevo el motor en marcha para dirigirnos a la escuela.
—Demasiados —susurró ella antes de reír de nuevo—. Aunque... bueno... Si estos tres días te has dedicado a disfrutar con Derek... Ciertamente han sido muy pocos. ¿Qué hiciste? ¿Dónde estuviste? ¿Qué pasó?
Intentando obviar el para nada discreto sonrojo de mis mejillas, le hice un rápido resumen de esos tres días, terminando de informarla en escasos minutos, pues la mayor parte del tiempo había estado conduciendo.
—¿Y ahora dónde vamos? ¿Crees que son horas? —preguntó ella de nuevo, provocando que estirara de nuevo mis labios en su dirección.
—Me ha dicho Scott que le vea en la escuela, así que... —comenté con humor, viendo cómo su rostro se fruncía en una mueca.