Largos minutos habían transcurrido desde que Derek y yo nos habíamos quedado solos en el loft, no sin antes recibir numerosas recomendaciones por parte de Viggo que me hicieron rodar sus ojos en su momento. Y es que había sido él quien había cosido la herida de mi hombro y me había vendado.
Si bien es verdad que, durante varios minutos después de la pelea con los Oni, no me encontré muy bien, podía asegurar que todos los males habían desaparecido para dar paso a esa inmensa tranquilidad que sólo obtenía junto a Derek... a pesar de la preocupación que se había respirado en el ambiente cuando nos dimos cuenta de que Stiles estaba empeorando a pasos agigantados.
Yo me encontraba sentada en el sofá con mis piernas encogidas y rodeadas con mis brazos, mientras mi cabeza reposaba sobre el brazo del mueble y mis ojos cerrados, haciendo un lento repaso por todo lo que había sucedido esa tarde.
Sin embargo, cuando la puerta del loft se abrió bruscamente y el aroma de Peter Hale se abrió paso hasta mis fosas nasales, abandoné todas mis intenciones de relajarme aunque fuera por unos míseros minutos y abrí mis ojos para dirigirlos al hombre, que se adentró al loft como si fuera su propia casa.
Al ver cómo él me dedicaba una sarcástica mueca con sus labios antes de acercarse a Derek, quien en ese momento colocaba unas piezas en un tablero de ajedrez, rodé mis ojos y clavé mi codo en el sofá para apoyar mi rostro en la palma de mi mano y de ese modo observar a ambos hombres.
—¿Qué estás haciendo... y por qué no te estás curando? —inquirió el mayor, rodeando a su sobrino.
Antes sus palabras dirigí mi atención al hombro herido de Derek y apreté mis labios en una tensa mueca, maldiciendo en mil idiomas al pelinegro por ser tan cabezota.
Minutos atrás, cuando todos los demás se habían ido, tardé escasos segundos en suplicarle porque me dejara curarle el enorme tajo de su hombro, pero él me había rechazado escuetamente mandándome a la ducha, excusándose con que sanaría pronto... Bien, había pasado tiempo suficiente, pero tal y como había señalado Peter, esa enorme herida no se curaba.
—Es de una de sus espadas... se curará —aclaró Derek.
Yo rodé mis ojos una vez más cuando él me dedicó una rápida mirada por encima de su hombro herido, sabiendo que sus palabras no eran solo para Peter, sino que también estaban dirigidas a mí y a mi preocupación.
—¿Jugando al ajedrez? —volvió a preguntar Peter, colocándose al otro lado de la mesa.
—En su habitación... Stiles tenía un papel con mi nombre en una de las piezas. Si esto es un juego para él, descubriré las jugadas —zanjó Derek colocando ficha tras ficha sobre el tablero.
—No es tan fácil hacerlo cuando se trata de un juego sin reglas —aclaró Peter.
Esa simple frase consiguió que toda mi atención se centrara en él.
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The Last Sacrifice |Derek Hale x OC|
أدب الهواة¿Quién dijo que iba a ser fácil? Es obvio que cuanta más gente quieres más más esfuerzos tienes que hacer para protegerlos, pero no poder hablar... No poder hacer públicas tus intenciones puede ser el punto de inflexión en tu vida. Ha riesgo de perd...