Un sutil roce en mi cuello hizo que me revolviera entre las sábanas antes de subir la tela hasta cubrir mi cabeza, algo completamente inútil cuando volví a ser destapada y el suave contacto de los labios de Derek en mi mejilla me hizo abrir mis ojos con lentitud.
—¿Qué hora es? —murmuré.
—Pronto.
Una sonrisa adornó mi rostro cuando él unió nuestros labios en un fugaz beso, acto que me obligó a lanzar mis brazos en torno a su cuello para obligarle a tumbarse sobre mí y prolongar esa acción que tanto me gustaba llevar a cabo mientras mis dedos se enterraban en el suave cabello de su nuca.
—¿Quién es el Doctor Anderson? —preguntó, cortando nuestro beso para obligarme a clavar mis ojos en sus orbes verdosas.
—¿Llevas pensándolo desde anoche? —pregunté con humor, siendo incapaz de contener la carcajada que finalmente escapó de mis labios—. No te tenía por alguien celoso, Derek.
—No soy celoso —masculló él, obligándome a alzar una de mis cejas—. Solo tengo curiosidad.
—Ya... La mirada que le dedicaste a Aiden también era de curiosidad.
Una nerviosa risilla se deslizó de mis labios cuando él alzó sus dos cejas y acto seguido hundió su rostro en el hueco de mi cuello para apresar con fuerza mi carne entre sus dientes, consiguiendo que un sonoro jadeo sustituyera la risilla que anteriormente me daba la ventaja.
—¿Quién es el Doctor Anderson? —insistió Derek, alzando su cabeza para enlazar de nuevo nuestras miradas.
—Es el doctor que me atendió el día que tuve el accidente, y aprovechando la confianza, le pregunté por Stiles —confesé, viendo cómo apretaba sus labios en una tensa mueca.
Yo solo pude rodar mis ojos antes de envolver sus mejillas con mis manos para atraer de nuevo su rostro hasta el mío y besar sus labios.
Esos adictivos, suaves y cálidos labios.
—No creas que me vas a distraer —susurró cuando nos separamos para tomar aire.
—No te distraigo —me burlé, apresando su cadera con mis piernas—. Solo intento aprovechar el poquísimo tiempo que tenemos antes de que todo empiece a descontrolarse de nuevo.
—Me lo explicarás mientras desayunamos entonces —susurró sobre mis labios.
Mi piel se erizó sin poder evitarlo cuando él llevó dos de sus dedos a mi mejilla y los deslizó con lentitud a lo largo de mi cuerpo hasta colarlos bajo la amplia camiseta que cubría mi torso, obligándome a encorvar mi espalda cuando recorrió mi piel hasta llegar a mi seno derecho, el cual amasó con delicadeza.
Un imperceptible jadeo escapó de mis labios antes de que volviera a apresar mis labios en un lento beso y se acomodara entre mis piernas para presionar su cuerpo contra el mío.
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The Last Sacrifice |Derek Hale x OC|
Fanfiction¿Quién dijo que iba a ser fácil? Es obvio que cuanta más gente quieres más más esfuerzos tienes que hacer para protegerlos, pero no poder hablar... No poder hacer públicas tus intenciones puede ser el punto de inflexión en tu vida. Ha riesgo de perd...