[42]

78 9 2
                                    

Metiendo mis manos en los bolsillos de la chaqueta, salí del hospital y alcé mis ojos al cielo para disfrutar de la calidez del sol que bañaba mi rostro

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Metiendo mis manos en los bolsillos de la chaqueta, salí del hospital y alcé mis ojos al cielo para disfrutar de la calidez del sol que bañaba mi rostro.

Cuando vi a Kira junto a la camioneta de Derek, dejando a un lado la extrañez de verla allí con su atención fija en su móvil, lentamente me acerqué hasta ella y estiré mis labios en una diminuta sonrisa al ver la expresión avergonzada de su rostro cuando se percató de mi presencia.

—¿Qué tal? —pregunté, riendo cuando tragó saliva y escondió su rostro de mi mirada.

—Bu-Bueno... bien, creo —respondió ella con timidez.

Yo solo me encogí de hombros y me apoyé contra la camioneta, sacando un cigarrillo del bolso y apresándolo entre mis labios antes de encenderlo.

—Sí... Fumo, es raro, lo sé... pero ni se te ocurra preguntarme cómo lo hago —murmuré, exhalando una densa nube de humo al ser consciente de su extrañada mirada—. ¿Encontrasteis algo en la central?

—Yo... bueno... —susurró ella.

Viendo que no pensaba contestarme, rodé mis ojos y clavé mi atención en las puntas de mis botas para seguir comiéndome el coco.

Si bien es verdad que estaba casi al cien por ciento segura de que todos los males recientes del castaño estaban originados por un maldito espíritu oscuro, no comprendía porqué demonios llevaba todo el maldito día arrastrando una tristeza aplastante causante por la maldita resonancia magnética que en esos momentos le estaban haciendo al chico.

Era evidente que algo raro estaba sucediendo conmigo, pero no lograba deducir qué era.

Durante largos minutos permanecimos en un cómodo silencio. Incluso había oscurecido cuando volví a la realidad, sintiendo un terrible peso asentarse en mi pecho.

Mientras fumaba un nuevo cigarrillo sin despegar mis ojos del suelo, ella se dedicaba a observar a toda aquella gente que nos rodeaba y que entraba y salía del hospital como si nada sucediera.

Sin embargo, de un momento a otro la electricidad del hospital falló y el edificio se sumió en la más profunda oscuridad, lo que me llevó a alzar mis ojos al techo del lugar, donde un grueso cable comenzó a bambolearse de un lado a otro.

Siendo imposible contener los movimientos de mi cuerpo, me coloqué junto a la Kitsune y observé con mis ojos abiertos como platos cómo ese cable se sacudía violentamente acercándose cada vez más a nosotras.

—¡Oh, Dios mío! —jadeó Kira.

Sabía que teníamos que correr. Sabía que teníamos que alejarnos de ese lugar lo máximo posible, pero por muchas órdenes que mi cerebro le enviara a mis piernas, estas parecían paralizadas. De hecho, todo mi maldito cuerpo parecía paralizado... ni siquiera era capaz de despegar mis ojos de ese cable chispeante.

Y es que sabía lo que sucedería si ese cable llegaba a tocarme.

Daba igual que fuera una Asbyorn. Daba igual que fuera una licántropa. Daba igual... que fuera una Alfa... si ese cable me tocaba, acabaría siendo una deliciosa Nealie Byrne a la parrilla.

The Last Sacrifice |Derek Hale x OC|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora