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Una fría corriente me obligó a envolverme más en esa fina sábana que me rodeaba mientras un molesto gruñido escapaba de mis labios al ser consciente del fuerte brazo que rodeaba mi cintura en esos momentos, aplastando mi abdomen, y un sutil aroma ...

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Una fría corriente me obligó a envolverme más en esa fina sábana que me rodeaba mientras un molesto gruñido escapaba de mis labios al ser consciente del fuerte brazo que rodeaba mi cintura en esos momentos, aplastando mi abdomen, y un sutil aroma varonil que conocía a la perfección inundaba mis fosas nasales.

Abriendo dificultosamente mis ojos resecos, fruncí mi ceño al ver el rostro del hombre que me había salvado la vida mientras un imperceptible reguero de saliva se escurría por la comisura de su boca.

Dejando escapar un sonoro suspiro me senté en la cama y me apresuré a llevarme una mano a la frente cuando un intenso mareo nubló mi vista, mientras las imágenes de la noche anterior volvían a sucederse en mi mente.

Desde mi alucinación con Viggo hasta el momento en el que Katherina, quien permanecía tumbada a escasos centímetros de mí, había tenido que quemar las heridas de mis antebrazos. Heridas que aún se marcaban en mi piel a través de dos tiernas, largas y horribles cicatrices.

Aguantando a duras penas mis ganas de echarme a llorar en ese preciso instante, llevé una de mis manos al hombro desnudo del chico para sacudirle con suavidad, esbozando una diminuta sonrisa cuando él frunció su ceño.

—Ethan —murmuré, volviendo a sacudirle.

Fue instantáneo. Él abrió sus ojos con brusquedad y en un rápido movimiento volvió a tumbarme sobre la cama para colocarse sobre mí mientras apresaba con fuerza mis muñecas entre sus férreos dedos y un sonoro rugido escapaba de sus labios, provocando que mi corazón subiera a mi garganta.

Mis ojos se abrieron desmesuradamente cuando el chico acercó peligrosamente sus colmillos a mi rostro antes de que un movimiento a mi derecha me obligara a girar mi rostro en esa dirección.

—¡¿Qué demonios haces?! —chilló Katherina, saltando en la cama para subir a la espalda de Ethan e intentar separarle de mí.

En escasos segundos, el Alfa pestañeó rápidamente y volvió a esconder sus colmillos, provocando que un sonoro resoplido escapara de mis labios.

—Idiota —mascullé.

—Lo siento, estoy un poco... alterado —se apresuró a decir Ethan, soltando mis muñecas y librándose de Katherina, antes de compartir una mirada con la morena.

—¿Estás bien? —preguntó Katherina, arrodillándose junto a mí y ayudándome a levantarme mientras yo me limitaba a asentir con mi cabeza.

—¿Qué significa esto? —murmuré hacia Ethan, mostrándole las cicatrices de mis antebrazos, viendo cómo él fruncía su ceño mientras examinaba mi piel marcada—. ¿Por qué no se ha curado?

—Le preguntaremos a Morrell —aseguró el gemelo, recibiendo un leve asentimiento de cabeza de mi parte.

Cuando esa habitación se sumió en un incómodo silencio y las miradas de mis acompañantes no se separaron de mi persona, apreté mis labios en una tensa mueca y me acerqué a mi bolso para sacar un conjunto de ropa limpia.

The Last Sacrifice |Derek Hale x OC|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora