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Un nuevo suspiro escapó de mis labios mientras tiraba la colilla consumida que sostenía entre mis dedos por la azotea y volví a apoyar ambos brazos en la cornisa, sintiendo el profundo hueco de mi pecho

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Un nuevo suspiro escapó de mis labios mientras tiraba la colilla consumida que sostenía entre mis dedos por la azotea y volví a apoyar ambos brazos en la cornisa, sintiendo el profundo hueco de mi pecho.

Ignoraba cuánto tiempo había pasado desde que habíamos regresado al loft de la escuela, pero desde aquel momento, mis ojos no habían dejado de expulsar gruesas lágrimas que evidenciaban ese inmenso e indescriptible dolor.

Durante horas había deslizado mis dedos por mis mejillas para retirar las dichosas lágrimas, pero de nada servía.

Las mismas horas que habían pasado desde que habíamos perdido a Aiden.

Las mismas que habían pasado sin que fuera capaz de pronunciar palabra alguna.

Las mismas horas en las que solo había podido llorar y llorar.

Y es que, no era capaz de hacerme a la idea de que no volvería a verle.

Y lo peor de todo es que no era capaz de dejar de recordar el momento con cada uno de sus detalles en mi mente... Los sollozos de Ethan... El insoportable silencio que nos rodeó.

En ese momento un recién duchado Derek salió a la terraza, haciendo que volviera a sorber mi nariz antes de dedicarle una fugaz mirada para volver a llevar mis ojos a la luna resplandeciente.

—Tienes que descansar, Nealie —murmuró él.

Yo solo negué con mi cabeza, volviendo a limpiar mis mejillas antes de que él se colocara a mi espalda y envolviera mi cuerpo con sus brazos para besar mi corolilla.

—Nealie...

—No puedo —susurré.

—Al menos dime qué puedo hacer para que te sientas mejor.

Cerrando por unos segundos mis ojos, me apoyé contra su cuerpo antes de girar entre su agarre y esconder mi hinchado rostro en su pecho, agarrando la tela de su camiseta entre mis dedos.

—No me sueltes, Derek —supliqué en un susurro.

—Nunca —murmuró él.

Cuando un nuevo sollozo se deslizó de mis labios, él apoyó delicadamente su mentón en mi coronilla y me arrulló como a una niña, haciendo que mi corazón se estrujara en mi pecho.

—Fue culpa mía —me lamenté, sintiendo cómo sus brazos se tensaban a mi alrededor.

—No es así, Nealie... Podría haberle pasado a cualquiera. Sabemos a lo que nos arriesgamos cada vez que luchamos. Allison también lo sabía.

—Bajé la guardia —susurré, separándome de él para poder ver sus verdes ojos a pesar de las lágrimas que empañaban mi visión—. Si no me hubiera distraído, podría haber evitado que los dos estuvieran muertos. Porque... pasó lo mismo en ambas ocasiones.

The Last Sacrifice |Derek Hale x OC|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora