¿Quién dijo que iba a ser fácil? Es obvio que cuanta más gente quieres más más esfuerzos tienes que hacer para protegerlos, pero no poder hablar... No poder hacer públicas tus intenciones puede ser el punto de inflexión en tu vida. Ha riesgo de perd...
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—¿Estás bien?
La suave voz de Scott, situado a mi lado, acompañada por un delicado apretón a mi hombro me sobresaltó, haciendo que le dedicara una fugaz sonrisa con mis labios.
—Creo que sí —susurré.
Viendo cómo él asentía con su cabeza, dirigí mis ojos hacia Stiles y el sheriff para ver cómo en ese momento compartían un rápido abrazo, sin embargo, Scott no me dejó esconderme pues envolvió suavemente mi antebrazo entre sus dedos, obligándome a llevar de nuevo mis ojos hacia él.
—Ha sido increíble lo que has hecho antes —susurró el adolescente.
—No he hecho nada —murmuré, volviendo a sonreír antes de recorrer con mi extrañada mirada a todos y cada uno de los policías que había por allí—. Viggo no está.
—Estará en la estación.
Scott ni siquiera había terminado la escueta frase cuando Ethan nos llamó con suavidad desde el interior del jeep de Stiles.
Nosotros, con prisa, nos acercamos hasta él para ver cómo Ethan rebuscaba frenético entre todas las cosas que Stiles tenía almacenadas en la parte trasera del automóvil, y sacaba un papel de regalo.
—Es el mismo papel de regalo que usamos para el regalo del entrenador —aclaró Scott.
—¿No es cómo lo de William Barrow? —preguntó Ethan.
Esa simple frase hizo que llevara mis aterrorizados ojos hacia Scott, para ver cómo él parecía palidecer antes de llevar su atención al mismo lugar donde Stiles seguía hablando con su padre.
—¡Una bomba hecha de clavos y tornillos! ¿Todo envuelto cómo un regalo de cumpleaños? —insistió el gemelo, consiguiendo que mi corazón latiera frenético—. ¿Dónde explosionó?
—En un autobús escolar.
Sin perder tiempo Scott corrió hacia el sheriff, consiguiendo que el caos volviera a reinar, mientras que yo lo único que podía hacer era ver impertérrita cómo todo el mundo a mi alrededor entraba en un completo estado de histeria.
—Nealie.
La tranquila voz de Kath, llegando a mis oídos, hizo que llevara mi atención hacia ella para ver cómo se acercaba con lentitud a mí y agarraba una de sus temblorosas manos entre las mías.
—Tranquila, Nealie.
—Se supone que esto no tenía que pasar —mascullé—. Puede salir herida mucha gente.
—Escucha, Nealie... —insistió Katherina, envolviendo apresuradamente mi rostro con sus manos para alzar mis ojos hasta los suyos—. He escuchado a Ethan... Si este es el mismo modus operandi que utilizó Barrow, puedes ir varios pasos por delante y evitar la masacre que te estás imaginando... ¡Sólo reacciona!
