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Tras una acalorada y sensual sesión de besos con Derek en el baño del loft, y que me pareció realmente corta, me encaminé a la escuela con toda la intención de hablar con Scott y Stiles antes de que comenzaran las clases

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Tras una acalorada y sensual sesión de besos con Derek en el baño del loft, y que me pareció realmente corta, me encaminé a la escuela con toda la intención de hablar con Scott y Stiles antes de que comenzaran las clases.

Cuando detuve el Audi en el primer hueco que encontré en el aparcamiento, estiré mis labios en una sonrisa al distinguir en la lejanía a Katherina, quien alzó su mano a modo de saludo en cuanto me divisó.

Sin perder tiempo me acerqué a ella y dejé escapar una risilla al ver su ceja alzada, dejándome en claro que no estaba para bromas.

—No he sabido nada de ti en todo el fin de semana —se quejó ella, golpeando suavemente mi brazo con su puño.

—Bueno... No es como si no hubieras estado ocupada... ¿verdad? —comenté.

Dedicándole una mueca con mis labios, coloqué el bolso en mi hombro, pero al ver cómo su rostro se teñía de un intenso rojo, amplié la mueca que adornaba mi boca, disfrutando como una enana su bochorno.

—Supongo que Beth te ha mantenido al tanto de lo que ha estado sucediendo —añadí, intentando quitarle hierro al momento.

—Sí, me contó lo del dedo... —contestó ella, frunciendo sus labios en una mueca asqueada—. Pero no me ha dicho nada más.

—Claro —mascullé obvia, rodando mis ojos antes de comenzar a caminar hacia el edificio—. Como ella tampoco ha pisado por casa no se ha enterado. Parece que ayer logramos avanzar algo en el tema de Stiles.

—Eso está bien, ¿no? —preguntó ella cuando nos adentramos a los pasillos abarrotados de estudiantes.

—Quiero creer que sí —me limité a decir.

Y sin más, nos adentramos a la clase de Economía para ocupar nuestros habituales asientos mientras intentaba obviar los fuertes berridos del entrenador, quien estaba hablando por teléfono.

Sin embargo, había algo en esa clase que no era como siempre. O más bien, había alguien a quien no había visto nunca, y que tenía pinta de no deber estar... allí.

Por eso, fue imposible no dirigir mis ojos hacia la chica que ocupaba el pupitre contiguo al mío, provocando que una de mis cejas se alzara al estudiar su vestimenta. ¿Se había escapado de un loquero o qué pasaba con ella?

—¡Bueno, escuchad, chicos! Hoy vamos a... ¿Sabéis qué? Hoy vamos a hablar del corrupto organismo de la atención sanitaria.

La voz de Bobby me sacó de mis estúpidos pensamientos, pues dudaba mucho que alguien que había salido de un loquero decidiera que era buena idea llegar a la preparatoria de Beacon Hills.

—Eh... ¿Entrenador? —interrumpió Dani, ganándose toda la atención del hombre—. Tenemos una invitada inesperada.

Cuando todas las miradas se dirigieron hacia esa chica nueva, me di cuenta de que quizás, no era la única que había pensado esas cosas raras.

The Last Sacrifice |Derek Hale x OC|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora