ojos café |parte 4|

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C I N C U E N T A  Y  O C H O

s e b a s t i a n  s t a n .

ojos café. |parte 4|

Las gotas de lluvia descienden una tras otras sobre los cristales crenado un tintineo embriagante que me hace sonreír, la amaba, ella había acompañado cada uno de los momentos de mi vida, felices, tristes.

- Podría decir que pareces un cuadro melancólico que agradaría pintar. -una voz profunda inunda mis sentidos, embelesándome.

Mis cabeza gira unos grados provocando que mis ojos conecten con aquellos castaños que me reciben con una sonrisa, acercándose poco a poco al jardín interno que se ha vuelto mi refugio del blanco y deprimente hospital.

Su cabeza gira de un lado a otro, como si estuviese buscando algo a la par que su andar lento se acerca a mi.

- ¿Qué buscas? -curioseo detallándolo.

- Estoy viendo si tu intimidante novio está cerca -me mira con ojos de cordero y no puedo evitar reír- Si que da un poco de miedo.

- No ha vuelto -susurro- en días.

Su cuerpo se acopla en el suelo, un poco alejado de mi asiento, sus ojos sin dejar de observar cada detalle de mi rostro, es divertido verlo desde esta posición elevada, sus rulos desordenados cayendo como cascada por su frente y orejas, sus gruesas cejas que se juntan con desconcierto, en como su lengua recorre tímidamente sus labios.

- Me duele un poco que no me recuerdes. -bromea con aquella contagiosa sonrisa, sus ojos se detienen en los míos entrecerrándolos- ¿no me recuerdas ni un poquito?

Su boca hace un ligero puchero que me provoca ternura, sobresaliendo en aquella espesa barba que se me antoja tocar.

- Los doctores dicen que el accidente provocó un shock que me borró la memoria, -relato suspirando- aunque selectivamente.

- Yo te saqué -sonríe- No me debes nada, no te preocupes.

Su risa retumba en mis tímpanos como una dulce melodía, es, es muy bella.

- ¿De dónde? -desciendo sentándome a su lado, nuestras rodillas se rozan un instante y eso parece desconcertarlo.

- Del auto.

Su mano toma la mía entrelazando los dedos con ligera fuerza atrayéndome hacía él en el proceso, quedando sobre su pecho, su cálido y fuerte pecho.

- Te tomé así y te saqué. -sus dedos sueltan los míos y mi corazón lamenta rápidamente su distancia- Yo pude ser el del accidente, me rebasaste con tu auto y fue cuando el accidente ocurrió.

- ¿Te rebasé? -susurro con confusión.

- Si, tenías prisa, al parecer -sonríe- tu auto venía detrás del mío, muchas veces quisiste pasarme, y cuando por fin ocurrió -un estruendo llena mi mente.

///

Conduzco con alegría, era el día, tenia todas las pruebas en un sobre, mi mano izquierda inevitablemente se dirigió a mi ligero abdomen, por fin había ocurrido, Sebastian y yo habíamos logrado traer un nuevo ser a este mundo.

Detengo el auto una vez llego al estacionamiento de mi edificio y desciendo del vehículo con alegría, aquel rumano estaría demasiado feliz, tanto o más de lo que estaba yo en aquel instante, casi corrí al ascensor, quería tenerlo entre mis brazos, me imaginaba siendo prisionera de los felices brazos de mi novio una vez supiera la noticia, me imaginaba los días, meses, lo necesario para tener a mi bebé entre mis brazos, imaginaba su rostro, su mirada que esperaba fuera como la del hombre que amaba.

Las puertas metálicas abrieron mostrándome el pasillo de mi piso, caminé con un nerviosismo alegre, si acaso fuera posible, mis dedos temblando a la par que abría la puerta de mi apartamento, la sonrisa ensanchándose cada vez más.

La puerta cedió mostrándome el interior, mi bolso cayendo al suelo en un ruido sordo, aquel rumano despegando sus labios de aquella rubia, observándome, mis piernas girando rápidamente, corriendo, entrando de nuevo a la caja metálica del ascensor, todo en cámara lenta, mis dedos abriendo la puerta del volvo plateado, adentrándome rápidamente en él, conduciendo a una gran velocidad, las lagrimas nublando mi vista, y de pronto, tras una ráfaga de luz, la nada. 

ONE SHOTS / SEBASTIAN STAN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora