Me encanta observar Central Park, y durante el último transcurso de año no he podido evitar venir casi todos los días.
Los niños corren alrededor de la fuente mientras sus padres los vigilan con ternura.
Me tumbo cerca a uno de los tantos árboles y con rapidez saco de mi mochila mis lápices y hojas. He amado dibujar desde los trece, y lo que más me apasiona es dibujar a las personas de mi alrededor.
Echo un vistazo rápido buscando un punto fijo para mi dibujo y al ver una pareja de ancianos caminando empiezo el proceso de creación.
Unas pequeñas hojas anaranjadas caen sobre mi cuaderno donde está mi dibujo y las apartó con furia. Unas más vuelven a caer y estas están acompañadas por suaves risas.
-Déjame dibujar. -replico con feracidad.
-Deja de dibujar y concéntrate en mi, Sofi. -su voz es suave y calmada.
-Seb, mi atención siempre está en ti. -suspire- Pero sabes que en este momento mi prioridad son esas dos personas mayores.
Sebastian gruñó con enojo y se tumbó a un lado de mi, seguí con mi dibujo entusiasmada y Seb molestaba mi cabello haciendo leves ondas con sus dedos.
Al cabo de un tiempo termine mi dibujo y escucho suaves ronquidos en mi costado, suprimí una risa al ver cómo Sebastian dormía plácidamente sobre el césped. Su pecho subía y bajaba al compás de su respiración lenta y tranquila, él simplemente se veía hermoso.
Tome mi celular con alegría y después de tomarle una foto la subí a mi instagram.
"Duerme, duerme, duerme, Winter Soldier 😴❄️"
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Bese sus labios lentamente con el miedo a despertarlo, en el momento que iba a separarme de él sentí una mano sobre mi espalda acercándome más a su pecho.
-Si querías besarme solo tenías que pedirlo -su voz coqueta y bromista me tomó por sorpresa.
-No quería besarte, idiota -gruñí.
-Si claro -él rió- ¿Sabes? Tal vez podríamos ir por un gran bote de helado y unas películas.
-Me encantaría. -sonreí.
-Entonces, andando -se levanto del césped y me tendió una mano.
Una vez de pie ambos Sebastian me tomó por sorpresa, tomando mis hombros y besándome con fogosidad Él besaba tan jodidamente bien que podía sentir como mis piernas flaqueaban instantáneamente.
-¡Dios! -él gimió una vez nos separamos- ¡Quería hacerlo hace tanto, bebé!
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¡YASS! ¡Espero te haya gustado muchísimo, corazón!
