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S E S E N T A Y C U A T R O

s e b a s t i a n s t a n

redes sociales.

Estaba acabada, en definitiva mi vida iba en declive y el único culpable posible para ello era yo misma, yo y mi estúpida necesidad de ayudar a cualquier persona que se atravesara por mi camino.

Me odiaba.

- Mira, no es tan grave, -su mirada compasiva se encontró rápidamente con la mía- pudiste tener un sextape allí.

Mis ojos furiosos se encontraron rápidamente con los suyos, los cuales intentaban huir de mi campo de visión; mi cara era demasiado expresiva, así que me imaginaba lo mal que pude haberla mirado como para que se intentara esconder como un cachorro angustiado.

- Sia, cállate un instante -gruñí- estoy intentando pensar en cómo lo solucionaré.

Sus manos se alzaron en señal de rendición y un mohín se atravesó rápidamente en su rostro. No quería sonar grosera o algo por el estilo, pero sinceramente estaba al borde de un colapso. Dentro de poco tendría que salir frente al público y sabía que una de las primeras preguntas que haría la estúpida de Ellen era respecto a mi teléfono robado, y más que ello, a su contenido.

- Ugh, no se porque acepté esta entrevista -bramé estampándome en el sofá- odio este show y más a su conductora.

- Si me permites hablar, -los delgados dedos de Sia quitaron el falso seguro que tenía en sus labios para continuar- tomamos esta entrevista porque Kevin lo sugirió.

- Ya sé, es por trabajo -me cruce de brazos con molestia- pero eso no le quita lo víbora.

Solo unos pocos minutos más y estaría encontrándome de frente con aquella rubia entrometida. Ya lo imaginaba, seguro me abordaría sobre temas incomodos e indagaría hasta hacerme estallar sobre el tema de mi celular y las filtraciones.

- Mira, tu solo contesta educadamente todo lo que diga -sus grandes ojos azules no dejaban de analizarme- y si menciona algo del aparato tu dile que eso no le incumbe.

- Seguro estará en paz con decirle eso -gruñí levantándome- ¡Vamos Sia! Tu sabes que no me dejará en paz.

Y entonces ocurrió, el llamado a escena había sonado, los ojos de Sia se encontraron con los míos con horror, azules contra cafés sufriendo como si acabasen de ver la peor escena de horror de la vida, se acababa el tiempo, era mi fin.

- Tu puedes, anda. -sonrió nerviosa.

Sus manos me empujaron apresuradamente hasta el set, sentía que desfallecería, mis piernas temblando, mi corazón acelerado intentado escapar de mi caja torácica, sentía la boca seca y la mirada borrosa por lo que sería mi fin.

Unos cortos pasos después las luces del set me abrumaban, los aplausos del público aturdían mis oídos y aquella figura de blanco, aquella rubia que me miraba hipócritamente provocó que mi corazón se detuviera por un instante.

Era mi fin.

- [T/N], querida -sonrió con arrogancia, y entonces, como si estuviese hipnotizada el vómito verbal fluyo.

- ¡Si! Soy yo, somos nosotros, él y yo estamos juntos, y si, nos estábamos besando, es una selfie de un beso por favor, ¡claro que somos nosotros! -grité con los ojos cerrados.

El silenció opacó el gran salón y mi vista rápidamentese dirigió tras bambalinas donde una Sia con la mano estrellada en su cara huíade mi vista, si, en definitiva estaba acabada. 

ONE SHOTS / SEBASTIAN STAN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora