Capítulo 5.

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W A D.

Una sacudida hizo que me volteara sobre el sofá, volvieron a sacudirme y sentí murmullos a mi alrededor, suspiré removiéndome, no quería despertar, había tenido pesadillas toda la noche.

―Abuela, déjame un rato más ―protesté, estaba seguro de que era temprano

―Si no te levantas te golpearé los testículos ―sonreí con los ojos entrecerrados con ganas de volver a cerrarse

―Hooola, Flash ―saludé adormilado y ella me lanzó una mochila a la cara ―Auch, ¿Cuándo te he despertado yo así?

―Tú y yo nunca hemos amanecido juntos ―volteó los ojos mientras yo me sentaba

―Mentirosa ―reí y rasqué mi ojo desperezándome ―¿Qué es esto?

―Tu uniforme de trabajo ―contestó enviando un mensaje desde su mini teléfono de teclas

―¿Trabajo?, no señorita, se ha equivocado de estableci...-

―El trabajo era para mí, pero quieren a un hombre ―la miré alzando una ceja, sus ojos verdes aceituna me devolvieron la mirada

―Es en una casa de niños ricos y se espantaron por tus tatuajes y tu pelo ―deduje

―Claro que no ―me miró con orgullo y suspiró ―Bueno, sí ―negué decepcionándome una vez más del mundo ―Pero no le iba a dar el trabajo a alguien más, supuse que querías ganar algo de dinero extra, así que cambié el uniforme por uno de tu talla ―se encogió de hombros y la miré fijamente ―Deja de mirarme así ―dijo mirando al frente con hastío, reí

―¿Sabes?, bajo toda esa fachada de tipa dura, muy en el fondo, muy, muy, muy...

―Cállate ya, Wad.

―Muy, muy, muy en el fondo, te preocupas por mí ―sonreí y ella frunció el ceño, le saqué la lengua y terminó por reír un poco ―Admí...-

Su móvil vibró y esa sonrisa que había mantenido se borró.

―Tengo que irme ―miró su teléfono y la retuve del hombro serio cuando intentó levantarse, me miró molesta

―Llevas las pulseras de nuevo ―me miró unos segundos y luego apartó mi mano levantándose

―Tú sabes bien porqué ―agarró su mochila y la puso sobre su hombro ―El evento es hoy a las 7:00pm, no llegues tarde y ponte el uniforme completo.

―No usaré pajari...-

―Completo ―repitió y suspiré ―Dentro de la mochila está la dirección.

―¿Importa algo mi opinión sobre este trabajo?

―Si no quieres hacerlo, bien y si sí, también, me da igual Wad, es tu decisión ―asentí abriendo la mochila

Hoy tocaba ser camarero. ¡Yupi!

―Bieeen, lo haré ―dije finalmente y antes de irse me miró

―Wad... ¿has sabido algo de Bash? ―le sonreí con tristeza

―Está... él de a poco mejora ―me encogí de hombros ―Lo último que supe fue que iba a terapia con Almeida, y eso fue hace dos meses ―ella asintió apretando su pulgar derecho

―¿Y la monstruito? ―reí

―Ella está bien, Fabiana dice que podemos ir a verla cuando queramos ―asentí y me miró un poco más ―Cuídate y llámame si necesitas algo ―sonreí de lado

―Eso va para ti ―negó riendo y se marchó en silencio

Flash no expresaba sus emociones casi nunca, pero sabía que, como había dicho antes, muy en el fondo se preocupaba por sus cercanos y aunque no había tenido aun la valentía de ir a ver a Kaunis o a Bash, le importaba que estuvieran bien. En mi caso había ido a ver al monstruito varias veces, pero cuando veía a Bash, era como hablar con la pared, hablaba muy poco y con total frialdad, había vuelto a encerrarse en su caparazón, pero sabía que podría volver a ser como era antes con Hope o al menos eso esperábamos todos.

Mi razón para escapar {R. #2} ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora