Epílogo.

277 24 0
                                    

W A D.

6 años después...


El tiempo es implacable, no tiene piedad de nada, ni de nadie. Arrasa con todo a su paso y lo cambia o... lo mata. Hacía seis años me había despedido de ella y desde entonces podía asegurar que mi vida había sido un cambio tras otro.

Primero encontré trabajo en un pequeño taller, siete meses después conseguí un departamento en una zona mucho más decente. Un año después ya era jefe de un grupo de mecánicos en el mismo taller y mi salario había aumentado. Ocho meses después asistí al funeral de la abuela Salomé, había sido un paro cardiaco y sé a ciencia cierta que la única vez que lloré tanto como aquella noche que el tío Michael me llamó para darme la noticia, fue cuando mamá falleció. Fue un entierro precioso rodeado de amigos y seres queridos, también de compañeros de trabajo y alumnos, todos habían contado algo diferente sobre la abuela que no me había dejado deprimirme del todo, porque siendo realistas, ella había vivido una vida fantástica.

Poco después supe que Estefanía había quedado parapléjica por una lesión irremediable, e internada en un psiquiátrico del cual ni su padre pudo sacarla. Me regodeé muchísimo e incluso fui a verla una vez, disfruté mucho mi conversación contra su mudez y me alegré de que estuviera pagando un precio muy alto por todo lo que había hecho, por Carina, por mí, por Adara e incluso por ella misma. Nunca más supe algo de esa familia.

Catorce meses después retomé el contacto con mis amigos del callejón que ahora vivían en un asilo muy decente y bonito donde iba algún que otro domingo a jugar dominó con ellos. Conocí a una chica cuyo abuelo iba al mismo asilo y tuvimos dos o tres citas, pero no llegó más lejos, luego de eso, no volví a buscar compañía de ese tipo. Me centré en el trabajo y sin darme cuenta ascendí tanto que en algún punto mi salario fue el suficiente para dejar el trabajo y abrir mi propio taller. Con ese dinero comencé a ir a terapia con un tal doctor Garber, y aprendí bastantes cosas, las citas eran semanales hasta el día de hoy, el viejo me escuchaba y aconsejaba con gran experiencia así que funcionó para comenzar a solucionar mi mierda desde el principio. Como dato extra, admito que estaba orgulloso de mi propio progreso.

Fueron unos años movidos y aun cuando mi cabeza estaba llena de pendientes nunca dejó de haber espacio para ella, para pensar en cómo podría estar, en si se acordaba de mí. Cada noche durante un mes me senté en la puerta de mi casa nueva a pedirle al cielo que la cuidara y la trajera de vuelta. Hice lo mismo cada mes durante un año, pero entonces un día decidí dejar de añorarlo tanto para que el tiempo se me pasara más rápido.

Entre una cosa y la otra pasaron cinco años y ella no volvió. Pero, seguí esperando y mirando cada vez que un auto se detenía frente a mi casa, nunca fue Adara. Pero, había comenzado a escuchar cosas sobre ella y me sentía tan orgulloso de que estuviera creciendo.

Había abierto una pequeña editorial llamada Velaris que estaba en el top diez de las mejores de su estado, y ya tenía su propio restaurante al cual había llamado princess y cuyo logo era un unicornio idéntico al tatuaje en mi espalda. Me reí tanto cuando entendí que me lo estaba dedicando de cierta manera acabé con dolor de estómago, y por supuesto que en seguida fui a molestar a Bash y Flash con eso, con los cuales, por cierto, había recuperado la relación casi completamente.

Vi entrevistas donde ella se veía radiante y hermosa, su cabello volvía a estar largo y ahora contaba con un flequillo adorable. Cada imagen me hacía extrañarla, pero no pude quejarme cuando a pesar de que no estaba conmigo estaba prosperando, conociéndose y un día, mientras contaba sobre el proceso de creación de la editorial con ese brillo tan bonito en sus ojos entendí, que no siempre lo que formó parte de una etapa hermosa de nuestras vidas se queda o regresa, a veces se va para dejarte añorando su regreso, que no tiene necesariamente que llegar. A veces solo nos queda ese anhelo de una oportunidad más.

Mi razón para escapar {R. #2} ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora