Capítulo 40.

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A D A R A.

Comprobé el nuevo vestido y el maquillaje arreglado junto al peinado retocado. Parecía que nada había pasado y era lo que tenía que parecer, al menos hasta media noche cuando regresaría a mi casa luego de la fiesta de compromiso en aquél lujoso restaurante.

Avancé por el jardín hasta que atravesé el portón donde ya estaban esperando Charlie y mi abuela para ir al restaurante. Observé la casa y suspiré antes de subir al lujoso auto, mi abuela me evaluó de pies a cabeza antes de regresar su atención al teléfono donde tecleaba algo con enojo.

―¿El abuelo regresa el lunes? ―pregunté buscando una confirmación

―Más o menos.

―No entiendo, abuela.

―Pues que no regresará a la mansión, Adara ―dijo con exasperación ―Está teniendo una aventura con una masajista alemana ―vi su cuello tensarse ―Me ha enviado los papeles de divorcio hoy en la tarde.

Felicidades abuelo.

Mantuve mi expresión seria ―¿Los firmarás?

―Bajo esas cláusulas no ―me miró enarcando una ceja ―¿Por qué de repente tan interesada en mi vida matrimonial?

―Porque mi abuelo está involucrado y tú me criaste después de todo ―dije con sinceridad antes de voltear hacia la ventana

―Espero que te comportes con los invitados y no nos avergüences, es una noche importante ―apreté los labios y observé el anillo en mi dedo

―No para mí, no quería esto.

―Ya hemos hablado de esto una y otra vez, Adara ―dijo con cansancio ―¿Podrías solo cerrar la boca y obedecer por una vez?

La observé impasible y asentí.

Charlie me observó a través del espejo retrovisor y me guiñó un ojo. Sonreí para mis adentros agradeciendo su ayuda e inspiré profundo mentalizándome, luego de esta noche no tendría que fingir otra vez. Sería feliz.

Poco después ya habíamos llegado al restaurante donde Austin me esperaba en la puerta listo para entrar enganchado a mi brazo. Guardé todos los improperios que deseaba cantarle en la cara y sonreí falsamente mientras un sin número de flashes capturaban el momento.

―Estás preciosa ―murmuró el segundo hermano Jones

―Estoy deseando perderte de vista.

―Espero que luego de esto podamos ser amigos otra vez ―sonreí caminando de su brazo hasta la puerta

―Imposible ―me separé comenzando a saludar a los invitados que de tanto en tanto me pedían desde ver el anillo hasta contarles historias de mi supuesto compromiso feliz

Dos horas después los tacones de aguja estaban matándome por lo que me dirigí al exterior del hermoso restaurante. Una vez que comprobé que nadie me estaba observando y que no había cámaras escondidas en la oscuridad me apoyé de la pared y me los quité.

Suspiré con alivio y avancé por el césped hasta que llegué a la hermosa piscina llena de farolillos en forma de flor. Los dejé en el muro y me senté mojándome hasta la mitad de las pantorrillas.

Observé la hora en mi celular y sentí un alivio inmenso invadirme. Solo faltaba media hora y se acabaría todo el show.

―Sé que lo más probable es que no quieras hablar conmigo, pero... traigo una ofrenda de paz ―me mostró una botella de agua antes de sentarse a mi lado con las piernas cruzadas

Mi razón para escapar {R. #2} ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora