Capítulo 6.

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A D A R A.

Hoy mi abuela me había despertado a las 5:00am, para comenzar a prepararme para la fiesta que tendría lugar en la noche, ciertamente detestaba levantarme temprano, pero no podía hacer nada al respecto por lo que sin protestar comencé a hacer todo lo que se me decía, empezó llevándome a su habitación donde la sastre terminaba de ajustar mis medidas, la abuela ni siquiera objetó, estuvo feliz con el vestido, , me sorprendió muchísimo que incluso me sugiriera usar labial rojo y sombras tenues, mi abuela nunca lo permitía así que yo estaba más que feliz de que me permitiera arreglarme como ya lo hacía con Kate en secreto, el abuelo Massimo seguía inconforme, pero mi abuela me decía que era porque estaba negado a dejarme crecer.

Entrada la tarde tuve una sesión de dos horas de ballet, terminé agotada y ya estaba un poco menos animada, en serio quería dejar de practicarlo, pero no sería posible. Así que para subirme el ánimo supliqué que me dejaran ir a las compras que el catering haría para la fiesta, sonaría raro, pero me gustaba ir de compras e imaginar cuantos platos podría hacer con cada ingrediente aun cuando supiera que las pocas veces que mi abuela me dejaba entrar en la cocina era para cocinar lo que ella pidiera y no ninguna de las recetas que yo aprendía, así que con montarme escenarios de mí en una hermosa cocina en mi imaginación me conformaba.

Al pasar por el área de dulces y snacks divisé un paquete de galletas de chocolate que había comido una vez en casa de Kate, me encantaba como se deshacían en la boca una vez las mordías. Miré hacia ambos lados previniendo la aparición de Charlie, el conductor de mis abuelos, no quería meterme, ni meterlo en problemas, pero quería comer esas galletas, así que me alcé sobre las puntas de mis sandalias e intenté alcanzarlas, pero mi estatura no fue de gran ayuda.

Sentí como unos brazos alzaban mi cuerpo y en seguida me preparé para arrojar algo a la cabeza del responsable ―¡¿Qué te ocu...-?!

¡Oh por Dios!

―Hola, cerecita ―sonrió y en seguida le devolví la sonrisa

Él continuaba con ese tonto apodo.

―Ho-hola, Wad ―me arrepentí de haber tartamudeado, asintió sonriendo todavía más, él tenía una sonrisa muy bonita

―Ibas a coger algo de ahí arriba, ¿no? ―mordí mi labio inferior y negué ―¿Segura? ―asentí y me dejó suavemente en el suelo, inevitablemente me quedé mirando como su camiseta se alzaba cuando agarraba las galletas de la estantería

¿Si pasaba mi mano por su abdomen estaría duro?

¡Eso no es un pensamiento de muchacha decente, Adara!

»―Yo creo que querías esto ―sacudí un poco mi cabeza centrándome y volví a cerciorarme que no venía Charlie

―No, solo miraba ―murmuré y me sonrió de esa manera que me hacía creer que él sabía tantas cosas que yo no

―Ah, una lástima porque las he probado y saben muy bien ―desvié mi mirada de sus ojos al paquete ―Oye, es evidente que las quieres, ¿por qué no las compras?, ¿no tienes dinero? ―si supiera ―¿Es eso?, yo puedo hacerlo por ti ―se encogió de hombros y sonreí con tristeza, era un gesto bonito de su parte

―No es eso, es que no puedo ―frunció el ceño

―¿Por qué no?

―Tienen muchos conservantes y son de chocolate.

―Sigo sin entender, ¿no te gusta el chocolate?

Por las pocas veces que lo había comido a lo largo de mi vida podía deducir que era mi favorito.

Mi razón para escapar {R. #2} ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora