Extra I.

228 17 2
                                    

Extra.-Pertenecerte fue la mejor decisión que tomé.


-


W A D.

Estaba jodidamente temblando.

La corbata me asfixiaba, el saco me apretaba y el pantalón de repente se sentía demasiado ceñidos a mis piernas. Las manos me sudaban y no podía dejar de beber el caro champán que Kate había enviado a mi habitación.

Di un respingo cuando la puerta se abrió dejando ver a la susodicha sosteniendo al pequeño Johan de tres años, el niño extendió sus brazos en mi dirección y sonreí cuando balbuceó:

Pa... pa ―me aproximé y lo tomé con una sonrisa

―No ha dejado de balbucear sobre ti ―suspiró la coreana con cansancio ―Por esto me ligué las trompas ―reí y besé la mejilla del pequeño

―No digas eso, tía Kate, soy un amor ―dije con voz chillona haciéndola sonreír

―No cariño, eres un pequeño diablito que vomitó en mi vestido en la fiesta de compromiso ―reí recordando ese icónico momento

―¿Cuándo podré verla?

―Cuando desfile hacia el altar, señor impaciente ―suspiré y acurruqué a mi hijo contra mi pecho

―Esto es una estupidez, ya nos hemos acostado, ya tenemos un hijo, ¿por qué no puedo verla con un estúpido vestido?

―¡¿Estúpido?! ―chilló exaltando a Johan quien en seguida la miró con un puchero ―Le llevó dos meses encontrar ese "estúpido vestido", cuida tu boca Wad David González ―abrí la boca indignadísimo

―No, ella no te dijo ―la pelinegra sonrió

―Claro que lo hizo, David ―continuó burlándose

―Esto es una traición grave ―me quejé meciendo al pelinegro en mis brazos

―Vive con ello ―se giró dramáticamente y me señaló ―No molestes a la novia.

―Sí, señora ―suspiré y me senté en el sofá cuando cerró la puerta ―Esto es una tontería, no he visto a tu mamá en todo el día ―él hizo una mueca extraña ―No intentes sonreír, te ves muy feo ―como si me entendiera hizo un puchero y comenzó a sollozar ―Bueno hijo, no puedo mentirte ―lo mecí más suavemente y en poco tiempo conseguí que se durmiera ―Eso es, duérmete mientras yo lidio solo con mi estrés, pequeño traidor.

―¿El novio está aquí? ―sonreí al ver la mata castaña asomada en la puerta

―¡Mi buen amigo, Bash! ―él sacudió la cabeza y cerró la puerta detrás de sí, se recostó y cruzó los brazos

―¿Qué me vas a pedir, Wad? ―sonreí y me levanté

―¡Que mala imagen tienes de mí!, ¡con amigos así para qué quiero enemigos! ―me crucé de brazos y él ladeó la cabeza, apreté los labios unos segundos y suspiré ―Quiero ver a Adara y darle su regalo de bodas ―sonreí con picardía

―Ni hablar, Flash está del lado de la novia y me dijo que si intentabas algo así debía retenerte.

―Estoy nervioso y necesito alguien con quien hablar.

―Bueno, seguramente harás un drama, pero puedo escuchar ―lo miré con recelo y chasqueé la lengua

―No quiero hablar de mis sentimientos contigo.

―Para una vez que intento...-

―Lo sé hermano, y te lo agradezco es solo que... no es igual, ¿entiendes? ―asintió despacio

Mi razón para escapar {R. #2} ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora