Capítulo 11.

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A D A R A.

―Y corrió solo para conseguir tu número de teléfono, increíble ―mordí mi labio conteniendo una sonrisa ―Adara, no hagas eso ―advirtió señalándome, fruncí el ceño sin entender

―¿Que no haga qué?

―Ilusionarte ―declaró devolviendo un vestido a mi armario

Kate había venido hoy a mi casa para limpiar un poco mi clóset y deshacerse de la ropa que ni de lejos pegaba con mi "aura", así que ya estaba al tanto sobre lo ocurrido estos días. Por sorpresivo que pudiera parecer mi abuela había salido de viaje otra vez, solo que en esta ocasión con mi abuelo por lo que estaba sola con el personal y poseía un poco más de libertad, así que mientras durara la estaba aprovechando.

―No me estoy ilusionando, solo es un chico muy agradable.

―Y guapo ―asentí dudando ―Y coqueto, y con una personalidad encantadora.

―Bueno sí, pero él solo está siendo amable, prometo que no me estoy ilusionando.

―Ya, y yo no sé maquillarme ―parpadeó luciendo su hermoso maquillaje de piedritas brillantes y delineador fucsia, suspiré ―Adi solo... ―suspiró y se sentó en la esquina de mi cama para tomarme de la mano ―No quiero que te haga daño ―apreté mis labios

―¿Y por qué lo haría?

―Porque chicos como él traen un cártel de advertencia enorme, linda ―explicó con paciencia ―No quieren nada serio, disfrutan del sexo casual, les gustan todas y aunque eso no está mal, no es la clase de chico con el que puedes establecerte, porque les falta madurez, no es la clase de chico que tú...-

―Que yo busco ―completé

―Exacto, y siento decírtelo, pero esa clase de chico tampoco cambia por ti, esa solo es una fantasía literaria.

―Hay una excepción en toda regla ―ella sonrió como si yo no estuviera siguiendo el hilo

―¿Lo ves?, te estás ilusionando muy rápido, Adi ―suspiré y me tiré de espaldas sobre el colchón ―Y okay, tal vez algún chico pueda llegar a mejorar si en serio se enamora, pero lo veo difícil ―se encogió de hombros ―Y te repito, él es muy caliente, sin duda, pero no es lo que tú quieres.

―¿Y si tal vez cambié de opinión? ―volteé la cabeza hacia ella, soltó una risita

―Te declararía loca, pero te apoyaría como siempre ―volvió a levantarse hasta mi armario y al ver una blusa marrón con bordados, pliegues y puntitos blancos volteó espantada hacia mí ―Tienes que estar bromeando, expulsa a tu abuela de tu clóset, ya ―lo lanzó hacia la caja, reí y volteé hacia el techo suspirando ―Te gusta, ¿no?

―No lo sé, tal vez solo estoy confundiendo agrado con atracción ―balanceó la cabeza lanzando otra prenda a la caja ―Nunca he sentido algo así.

―Normal si la tirana de tu abuela te tiene presa en una jaula de mármol ―suspiró y la miré, no tenía ganas de hablar de mi vida ―Vale, ya entendí ―alzó las manos observando el clóset otra vez ―¿No le has escrito aún?

―No, pero él tampoco ―ella frunció el ceño en mi dirección y pasó sobre la montañita de ropa que había creado hasta llegar a mi lado y arrebatar el móvil de mi lado

―Si él te pidió el número, lo más justo es que tú seas la primera en decir algo ―declaró antes de empezar a teclear

Me quedé quieta observándola ―No le escribas nada sugerente ―alzó la vista del móvil y suspiró antes de dejar presionado el botón borrar, volteé los ojos y recuperé mi teléfono ―¿Y si solo lo saludo?

Mi razón para escapar {R. #2} ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora