Capítulo 28.

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A D A R A.

La emoción que recorría mi cuerpo era... indescriptible. A lo largo de mi vida había tenido infinidades de regalos, cosa que era bastante común si venías de una familia muy acomodada económicamente. Me habían regalado computadoras, tablets, tutús, leotardos, y un montón de cosas más por las que estaba agradecida.

Pero realmente, nunca los había sentido como regalos para mí, solo como regalos. Todos los libros que alguna vez habían ocupado mi estantería me los había comprado yo o Kate en alguna que otra ocasión, por ello cuando vi el detalle de Wad para conmigo no pude evitar... reaccionar así, era de las primeras personas que pensaba en mí, en lo que me gustaría a mí no en algún regalo automático.

Pensó en mí.

Volteé hacia él y me quedé quieta sin querer despertarlo, nos habíamos quedado hablando de todo y de nada hasta altas horas de la madrugada, hasta que en determinado momento se quedó dormido, por mi lado llevaba alrededor de una hora dando vueltas entre las sábanas sin poder conciliar el sueño, sin embargo, las ansias me carcomían de adentro hacia fuera.

―Es mi cumpleaños favorito ―murmuré pasando mi dedo con suavidad por la tinta de su brazo

Él respiraba despacio y apenas hacía gestos, nunca había experimentado paz al ver dormir a alguien conmigo. Tal vez por el hecho de que nunca había dormido con alguien más o tal vez por el hecho de que no era una persona cualquiera. Era él.

Con ese pensamiento dulce en mi cabeza me apegué un poco a él y cerré los ojos dejándome llevar por el sueño que me atacó con rapidez.

[...]

Sentí un movimiento brusco en mis pies, fruncí el ceño y volví a sentir movimiento a mi lado entonces un murmullo suave, casi inaudible.

―Mamá... ―murmuró el chico a mi lado

Rasqué mis ojos y me incorporé con un bostezo.

―¿Wad? ―prendí la lamparilla de noche y fruncí el ceño al ver sus párpados cerrados

―No... mamá no... solo... no me dejes... ¡mamá!, ¡no!, ¡mamá! ―gritó con desespero removiéndose

―Wad... ―lo sacudí mientras seguía gritando ―Wad... ―apreté los labios y lo sacudí de nuevo viéndolo preso del pánico ―¡Wad es un sueño!, ¡Wad! ―lo sacudí otra vez viendo lágrimas deslizarse por sus mejillas

Un peso enorme se instaló en mí al verlo tan vulnerable y asustado.

―Mamá... no te vayas... ¡déjala! ―espetó apretando las manos en puños

―Wad, regresa conmigo ―pedí ―Es un sueño, no es real ― dije con fuerza, abrió los ojos y se sentó mirando a su alrededor con la respiración irregular, gotas de sudor se deslizaban por su sien y lágrimas aún corrían por sus mejillas ―Estás bien, estás bien... ya pasó ―murmuré pasando la mano por su mejilla secando el rastro húmedo ―Estás aquí, estás bien ―insistí con voz suave

―Yo, lo... siento ―dijo aún mareado ―Siento haberte despertado ―negué y me deslicé sobre su regazo para abrazarlo mejor

―Está bien, solo fue un mal sueño ―él suspiró y me abrazó con fuerza rodeando mi cintura con sus brazos ―Ya pasó, estoy aquí contigo, no fue real ―besé su mejilla y dejé que se acomodara entre mi cuello y hombro ―Respira despacio ―asintió cumpliendo

El silencio se extendió el mismo tiempo que le tomó estabilizar su ritmo respiratorio, entonces la pregunta escapó de mis labios: ―¿Te pasa seguido?

Mi razón para escapar {R. #2} ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora