Capítulo 37.

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W A D.

Veo a mamá acercarse con una sonrisa tierna en su rostro, entonces me abraza y luego comienza a llorar mientras me sostiene. Mi yo pequeño la mira con confusión mientras ella se arrodilla y deja un beso en mi mejilla.

Lo siento mi pequeño, tengo que irme ―dice con pesar

Por favor mami, no me dejes solo ―sollozo

No tengo otra opción ―sorbo por mi nariz

¿Me he portado mal? ―ella me mira confusa, pero niega

Claro que no mi niño, tú has sido estupendo ―alega ―Siempre serás lo mejor que me pasó en la vida.

¿Entonces por qué me dejas?, ¿por qué te vas?

No me queda de otra, mi muñequito ―ella llora y entonces cuando está a punto de abrazarme... se desvanece

¡Mamá!, ¡mamá!, ¡vuelve, mamá!, ¡no me dejes!

Entonces la imagen cambia y veo a mi yo adulto, frente a él está Adara con una expresión seria. Un par de grilletes atan mis tobillos y me mantienen en mi lugar mientras ella se cruza de brazos.

Ya no te amo ―niego

Estás mintiendo.

¿Eso te dices para dormir mejor? ―enarca una ceja indiferente y me muestra la llave de mis grilletes ―No me mereces, nunca lo hiciste ―entonces se gira y comienza a alejarse de mí mientas yo la llamo con la voz rota por el llanto

¡No me dejes!, ¡regresa!, ¡Adara , no te vayas!

Ella me sacudió intentando regresarme al mundo real, pero ese dolor me ataba y me negaba a dejar una realidad alterna donde dejaba que se marchara sin luchar por ella. Porque jamás dejaría que se fuera sin antes explicarme, porque la amaba demasiado para dejarla ir tan fácilmente.

―Wad ―me llamó y negué otra vez ―¡Wad es una pesadilla! ―reaccioné de golpe cuando golpeó mi mejilla

Mi pecho subía y bajaba de forma errática mientras mis ojos intentaban adaptarse a la pequeña línea de luz que entraba por un par de persianas. Pasé la mano por mi frente cubierta por una capa de sudor e intenté controlar mi respiración. Cuando alcé la cabeza, dispuesto a recibir un abrazo suyo la realidad vertió un balde de agua fría sobre mí.

―Adara... ―el nombre se escapó de mi boca antes de que pudiera pensarlo con claridad

―No, Wad ―me observó preocupada ―Solo fue un mal sueño, respira lento, ¿sí? ―asentí y recibí el vaso de agua que me ofrecía

―¿Cómo llegué aquí? ―ella pasó una mano por su rostro adormilado intentando espabilarse

―No lo sé, te encontré ebrio en mi puerta y luego de un rato te convencí de venir a dormir ―señaló la cama que en otro contexto habíamos compartido muchas veces

Lamí mis labios y noté que, aunque su almohada estaba en el lado contrario de la mía las sábanas se hallaban muy revueltas. Intenté recordar algo que me convenciera de que no había cometido semejante estupidez, pero al no encontrar nada alcé la mirada avergonzado hacia mi mejor amiga.

―¿Nos acostamos?, por favor dime que no hice semejante estupidez ―ella suspiró

―¿Tienes ganas de hablar de tus comportamientos de borracho a las cuatro de la mañana? ―enarcó una ceja, al ver que seguía esperando una respuesta, cedió ―No nos acostamos, solo me diste un pico.

Mi razón para escapar {R. #2} ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora