C A P I T U L O 38

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Entre tambaleos, caricias y muchos besos logramos llegar a mi cama, sus manos acariciaban la piel desnuda que estaba a si alcance y sus labios marcaban mi cuerpo como suyo.

-Lindo tatuaje- lamio el pequeño símbolo en mi hombro.

- Me lo hice pensando en ustedes.

-Siempre tan atenta.

Nos fuimos deshaciendo de esas capas de ropa innecesarias para lo que estábamos a punto de hacer, lo deseaba desesparadamente conmigo.

Cuando le quité la camisa había una pequeña cadena donde colgaban nuestras argollas de matrimonio y el anillo de compromiso, al verlos se me nublaron los ojos por las lágrimas y me puse a llorar.

-Satō ¿Por qué lloras?

-Por nada- nunca me he mostrado cómo una mujer "frágil" y el llorar de la nada tampoco es algo muy propio de mi.

-Que pesima mentirosa eres ¿Qué te pasa amor?- Sanzu se sentó en la cama y me abrazó, dándome tiernos besos en las mejillas y frente.

-Yo no me quería divorciar de ti, lo juro pero estaba muy dolida por las cosas que decían de mi.

-Los puedo desaparecer si quieres.

Son unos idiotas, cada vez que les pregunto a que se dedican me dicen que son empresarios, yo finjo que les creo pero sé que pertenecen a Bonten y este comentario de Sanzu me confirma mis sospechas.

-Sanzu, ese no es el punto perdí tres años de estar con ustedes.

-Ya habrá más tiempo.

Dejé que me consolara una rato más, me gusta cuando ellos me consciente.

Todo iba de maravilla hasta que vi la erección de Haruchiyo.

-¿Por qué se te paró?

-Estas desnuda en mi regazo ¿Tú por qué crees?

Sus ojos estaban fijamente en mía pechos y podía jurar que incluso iba a babear.

-¿Quieres que te ayude con eso?

Recobré los ánimos y me dejé caer a su lado para continuar con lo que íbamos a hacer.

Sanzu me agarró de la cintura y me dio la vuelta bruscamente, me hacía ilusión tenerlo sobre mi mientras lo besaba, pero él tenía otras intenciones en mente.

-Manos en la espalda.

¿Siempre fue tan mandon en el sexo?

Hice lo que me pidió y con una de sus manos tomó ambas muñecas mías.

-Oye Satō ¿Quieres un bebé?

Nunca he sentido la necesidad de convertirme en madre, pero si me gustaría tener un hijo aunque prefiero esperar un par de años más antes de querer esa responsabilidad.

-Si pero no ahora, ponte el condón Haru.

Se bajó de la cama solo por un instante y volvió a nuestra posición anterior.

Podía sentir la punta y de pronto me sentía tan llena, su manos se aferraba fuertemente a las mías.

Sanzu se inclinó y me mordió el lóbulo de la oreja.

- Ella jamás te hará sentir así de bien.

-Deja de decir tonterías Akashi.

Escuché su risa maliciosa seguido de su pelvis chocando con mi trasero.

Mi cuerpo se balanceaba de atrás hacia delante con cada movimiento suyo, la cama rechinaba y yo no paraba de mencionar su nombre pidiendo por más de mi marido.

F E T I S HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora