C A P I T U L O 5 0

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En el trabajo me hicieron una pequeña cena de despedida, mi permiso de maternidad ya estaba firmado y no podría volver en los próximos seis meses.

Lo primero que hice al llegar a casa fue enseñarles el papel y prometerles que respetaría nuestro acuerdo.

Había intentado terminar mi relación con Wakasa, al principio funcionó pero solo un mensaje suyo bastaba para que lo fuera a ver o decidiera tener sexo telefónico con él.

Los días pasaban y el bebé crecía y se movía. Cambió muchas partes de mi cuerpo y sus papás le agradecía a cada momento los centímetros extra en las tetas y el culo.

Se turnaban para cuidarme y todo el tiempo se dedicaron a que nada me faltara.

Había días que me sentía más apegada a uno y solo quería estar con él. Provocando malestar en los demás, pero lo llevaban muy bien, ya que peleaban en secreto y yo fingía que no me enteraba de nada.

Los regalos no faltaban mi hermana por si sola había llenado el closet del bebé de pura ropa con dibujos de animales.

Solo faltaba la decoración y que llegara el momento del parto, aún me estaba debatiendo si quería que fuera cesárea o que naciera de forma natural.

Estaba cómodamente sentada en el sofá reclinabe, que hice que metieran al cuarto del bebé para poder amantarlo cuando naciera.

Nyoko estaba a mi lado comiendo de mi bolsa de papas viendo a Hanma y Koko mover la cuna de lugar por quinta vez.

-Esta muy cerca de la ventana, mi sobrino se puede resfriar.

Eso es verdad, soy una mamá primeriza y cualquier consejo por muy pequeño que sea lo voy a tomar.

-Muevanla para esa esquina- señalé el lado contrario del cuarto.

Ambos compartieron miradas y levantaron el mueble para ponerlo donde les había dicho.

No me gustaba que la cuna estuviera alejada de todas sus cosas, no quiero tener que moverme y descuidar al bebé causando algún accidente

-No...- señalé al centro de la habitación, un poco cerca de la entrada - llevenla ahí.

-¿Ahí?- le vena de la frente de Koko resatalba, ¿si mi bebé se enoja se le hará igual que él? Digo en caso de que fuera suyo.

-Si, ahí- repetí mientras sobaba mi vientre y tomaba de mi soda para quitarme el picor de mi lengua.

-No- ¿ya se puso rebelde? La última vez que hizo eso se la chupé en el auto y estuvo muy dócil hasta ahora.

-¿Me vas a llevar la contraria?- me voy a echar a llorar solo para que sienta culpa.

-Naoko hemos movido la cuna cinco veces, da igual que esté aquí o allá, de igual forma no te va a gustar y la vas a terminar dejando en el mismo lugar.

-¿Tú piensas eso Hanma?- él respingo y maldijo a Kokonoi por lo bajo.

-Mi amor- Shuji se puso en cuclillas y agarró una de mis manos -es que últimamente estas un poco, incomprensible. Dices blanco y al instante te arrepientes y terminas pudiendo negro o gris si bien nos va.

Él tiene razón, todos han sido pacientes conmigo e intentan complacerme en todo, la comida, el lado de la cama, lo que vemos en televisión. Pero al final de cuentas yo soy quien va a parir y lo mínimo que pueden hacer es darme el gusto de mover la jodida cama de mi bebé al lugar que yo quiera.

-Nyoko.

-¿Si?- me contestó algo temerosa, ella sabe cómo me pongo cuando las cosas no me salen cómo quiero. Es la persona quien mejor me conoce.

-Dime a quién se le va a abrir la vagina hasta diez centímetros, sentirá que se va partir por la mitad mínimo dos horas seguidas y sacará un bello bebé de ella.

-¿Tú?- eso pareció más una pregunta pero se la voy a valer.

-Exacto- volví mi vista a mi par de esposos -Así que si quiero que muevan la puta cuna por sexta vez lo harán sin chistar ¿entendieron?

Su respuesta fue llevar el mueble a donde les había dicho. Me paré de mi cómodo asiento y les di un beso a ambos.

-Que buenos son. Yo me encargaré de acomodar las cosas.

Quiero colgar la ropa de mi hijo y doblar cada calceta, acomodar sus biberones por colores y tamaños, todo necesita estar perfectamente ordenado, es lo mínimo que puedo hacer para recibirlo en casa.

-Si necesitas que movamos otra cosa háblanos- Koko me besó la mejilla y cerró la puerta detrás de él.

Nyoko ponía sus cosas en el lugar que le decía sin quejarse o reclamarme, la miraba decaída y parecía triste.

-Quiero lo que tú tienes- ella doblaba las mantas y le seguí el juego.

-¿Siete esposos y un embarazo no planeado?- porque eso es lo que más resalta de mi.

-Quiero un esposo y un bebé muy amado cómo el tuyo.

Desde el día en que maté a Yashio no ha vuelto a tener una relación formal con nadie, sigue temerosa de lo que pudiera pasar y que terminaramos igual.

Sus parejas tampoco eran de fiar, muchos de ellos son unos machitos que no toleran que mi hermana sea independiente.

Ahí fue donde la luz de una pesima pero funcional idea se me ocurrió.

-Sanzu tiene un hermano, es guapo, caballeroso- un genio en el sexo - Dale la oportunindad, puedo arreglarte una cita con él.

Omi ha estado empeñado en buscar la mujer de sus sueños y sentar cabeza cómo su hermano lo hizo. Ha intentado varias relaciones pero todas terminan en fracaso porque siempre se las busca con cero interés en el compromiso.

Mi hermana es más bonita que yo, tiene mejor cuerpo, básicamente soy la mala copia de ella. Debió de heredar los genes de su papá.

Takeomi quedará encantado con ella y si las cosas no funcionan tampoco pasa nada. Mínimo le dará una buena revolcalda a Nyoko.

-No, que va a decir de mi, ni siquiera lo conozco.

-Esta cita va a ser para eso, se conocerán y ustedes decidirn si quieren algo más o no.

-Bien... ¿pero qué no es mayor que Sanzu?

-Solo por diez años, pero la edad es un número que se compensa con experiencia. No te vas a arremetir- además así podre mantenerlo bajo la mira y asegurarme que no le rompan el corazón.

Puede ser un mafioso, pero el hombre conoce de modales y se comportará con ella. Si sabe lo que le conviene.

Le envié un mensaje y después de un pequeño interrogatorio acerca de mi linda hermana mayor aceptó sin rodeos.

En mi cabeza ya me había montado una fantasía donde las dos salíamos a un fin de semana en una cabaña con nuestros hijos y nuestros esposos Akashi ayudando a los niños con sus bicicletas. El embarazo me esta volviendo blanda.

Pero a nadie le hace mal fantasear de vez en cuando.

F E T I S HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora