Cuarenta y seis

321 29 9
                                    

Ir en el autobús durante varías horas te hace pensar muchas cosas, más si viajabas de noche y te daba insomnio. La ansiedad en mi sistema me hizo sobre analizar todo mientras se creaban miles de posibles escenarios en mi cabeza, al mismo tiempo que rezaba para que el chofer no se quedara dormido y chocáramos, sin mencionar que iba comiéndome todas las uñas de las manos hasta sangrarme dos dedos. 

—Maldición —dije cuando comenzó a arderme, viendo que la mayoría dormía en sus respectivos asientos a pesar de que hablé fuerte porque olvidé que no venía solo.

¿Por qué yo no podía hacerlo? Tenía sueño, mis ojos ardían, pero no lograba acomodarme a pesar de ir en el lugar de la ventana. 

No todo era trágico, de hecho, estaba dramatizando mucho las cosas. Lo que me preocupaba era hecho de que ahora íbamos a llevar una relación a distancia y no sabía en qué me había metido. Frank y yo éramos novios, aún no podía creerlo. Era una información pesada que tenía que procesar y asimilar para que todo saliera bien. 

Hablamos sobre eso antes de mi regreso a casa, pero necesitaba escuchar más perspectivas, porque aunque acordamos que hablaríamos casi todos los días e íbamos a hacer todo lo posible para que esto funcionara, no sabía muy bien cómo tener una pareja en sí. No quería hostigarlo o aburrirlo, conocía a Frank, así que sabía que en algún punto iba a reclamar su espacio porque su personalidad era la de un gato roñoso. 

Cuando llegué a la estación esperé a que salieran todos para bajarme del autobús con mi mochila colgando de un hombro, estirándome porque me había cansado de estar sentado mucho tiempo. Escuché que mis huesos de la columna habían tronado y me asusté porque si bien ya me había estirado así antes, lo escuché más fuerte que de costumbre. 

A lo lejos divisé que alguien alzaba una mano hacia mi haciéndome señas, después saltando para atraer más mi atención. Junto a ella, un chico escuálido mirándome fijamente, y a un lado mis padres. Pensé que era una broma cuando Mikey había dicho que irían a traerme, pero agradecía porque ya no tenía que buscar algún taxi a las seis de la mañana. 

Diablos, se habían levantado muy temprano por mi culpa. 

—Hola mi amor —dijo mi madre abrazándome primero cuando llegué hacia ellos. —¿Cómo te fue, vienes cansado? 

—Todo bien, un poco —dije sin saber si me había entendido porque había enterrado mi cara entre su cuello y su cabello. 

Me soltó y les sonreí a todos. Estaban bombardeándome con preguntas sobre New Jersey y Mikey sólo me miraba esperando a que le contara toda la historia. 

****

Llegando a casa papá me mandó a dormir casi de inmediato porque ya sabía que no lo había hecho bien en toda la noche, mamá me dijo que cuando me levantara probablemente ya habría comida porque tenían que salir y Carol repetía que me habían extrañado. Mantuvimos una charla amena en el camino de regreso a casa, tuve que mentir un poco con la historia de la universidad porque por eso me habían dejado ir, y Mikey reía a escondidas. También quería hacerlo, pero si se me escapaba una risa mamá seguramente activaría su sexto sentido. 

Cuando mi cara tocó mi almohada solté un suspiró pesado y bostecé quedándome profundamente dormido. Era como si un cansancio mental se estuviera liberando, porque no recordaba la última vez que había descansado tan plácidamente. 

Y efectivamente, cuando bajé a la cocina buscando algo para comer, mis padres ya no estaban. Pero una personita sí y sabía que no me dejaría a solas en un buen rato. 

—Ahora sí Gerard, cuéntame todo. Y quiero detalles. 

—¿Seguro?

Mikey hizo una arcada falsa cuando puse una sonrisa extraña en mi rostro a propósito.

You're ugly too |Frerard|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora