Tenía que ir a la universidad a completar muchos papeleos que estos me exigían para poder ser un estudiante de la institución que habíamos elegido con papá. Por fin tenía que enfrentarme a lo que había estado evadiendo todo este tiempo. Eran muchas vueltas, me pedían certificados, acta de nacimiento, boletas, fotos, y entre otros. Donald me había dado el dinero para inscribirme pero me dijo que yo tenía que hacerme responsable del resto, así que no tenía más remedio que aceptar.
No era la primera vez que realizaba cosas de adultos, incluso me estaba esmerando no arruinar nada y retrasar el proceso. Pero me encontraba solo y eso ocasionaba que me cohibiera un poco al ver a mucha gente haciendo cosas parecidas a lo mío y que no conocía.
Una chica que me estaba revisando todo me dijo que si ya había checado lo de los cursos que la universidad estaba ofreciendo, como una especie de regularización, le dije que no lo sabía. Mencionó que no era obligatorio, pero que sí tenía algo de importancia ya que te daba un vistazo general de lo que era la carrera.
Le dije que estaba bien, que lo iba a checar pero sinceramente estaba más preocupado en otras cosas, como por ejemplo, el trabajo que tenía que buscar.
—Por cierto, antes de que se me olvide. Ofrecemos muchas actividades extracurriculares que se adaptan a todos los gustos de los alumnos, y algunos de ellos te dan créditos que en algunas carreras exigen, si te interesa tienes que ir al edificio C a inscribirte. Es totalmente gratis y ahí te dan los requisitos que debes cumplir.
—Gracias —dije lo más amable que pude recibiendo el folleto que me dio.
Salí por fin del departamento administrativo y me senté en la primer banca vacía que vi, tenía que acomodar bien los papeles que me regresaron porque no los necesitaban y guardarlos en una carpeta. Después de eso cerré bien la mochila, leyendo con atención el papel.
Habían muchos deportes, talleres artísticos y cursos de idiomas. Tenía entendido que en la carrera me pedía aprender otro idioma del que según sabía, pero eso ya correspondía a otro gasto el cual ya tenía que ir por mi cuenta.
También había un gimnasio y era gratis.
Leí un poco más de los resúmenes que daban, pero al cabo de unos minutos guardé el papel en un bolsillo y salí de la institución educativa. Claramente había notado un nivel socioeconomico diferente al mío, porque habían muchos coches lujosos en el estacionamiento y las personas que iban y venían se veían muy distintas a lo que estaba acostumbrado.
No tenía muy buen presentimiento del lugar, quise creer que era yo y no el sitio. Claramente era lo primero porque todo estaba e iba bien, pero no sabía por qué no terminaba de sentirme cómo aún cuando ya casi todo estaba listo.
Las clases comenzarían en un mes.
Me aferré a mi mochila caminando hacia una parada del camión, podría irme caminando hacialel centro de la ciudad, que era a donde iba, pero el sol estaba en un punto donde nadie, ni siquiera yo que regularmente era estúpido, soportaba. Tuve que sacar una gorra que afortunadamente había metido y me la puse esperando que así el sol ya no me quemara tanto la cabeza.
No tenía idea de a donde tenía que ir con exactitud, los únicos amigos que trabajaban eran Tyler y Patrick, pero ellos usualmente se quejaban de lo impredecible que llegaba a ser el empleo.
Una señora pidió la parada justamente donde iba a bajar así que me levanté junto con ella, caminando por detrás. Era una hora pico, muchas personas iban y venían, caminando con tranquilidad o apurados, tenía que armar un plan rápidamente para no estorbar, pero al no tener nada en mente decidí pegarme a una pared y sacar mi teléfono.
Llamé a la primer persona que se me ocurrió.
—¿Hola?
—Odio ser adulto, no pude disfrutar mi adolescencia. Odio que la transición haya sido tan rápida, quiero volver a tener trece años —lloriqueé.
Frank soltó una risa.
—Nadie se da cuenta de eso, un día abres los ojos y ya tienes que ir a declarar tus impuestos. La vida adulta apesta.
—¿Cómo estás?
—Saliendo de clases, ¿y tú?
Cierto, en su escuela también daban cursos y Frank asistía a ellos.
—Buscando trabajo, pero sinceramente no sé que hacer.
—¿Por qué?
Me sentía mal porque la cobardía se estaba apoderando de mí, tenía miedo de pedir un trabajo y fallar en el. Así que sólo estaba divagando para que el día pasara más rápido y no encontrara nada. Tenía miedo de fracasar y quedar en ridículo, pero al mismo tiempo me reprendía porque no tenía otra opción.
Todo eso se lo había dicho a Frank mientras este no decía nada porque me estaba escuchando.
—Gee, es muy válido que tengas miedo a fracasar. Es algo natural, ¿pero cómo sabes que vas a hacerlo si no lo intentas? Todos los humanos cometemos errores, nadie es perfecto, pero no es justo que te estés autosaboteando en algo que es importante para este momento. Sé que no es tu culpa, que quizás ni seas consciente de tus acciones, pero tienes que tener en cuenta que sea como sea, en algún punto de tu vida, te vas a enfrentar a un trabajo. Desafortunadamente nadie se salva.
Ahora yo me había quedado callado, escuchando cada una de sus palabras.
Autosabotaje.
Tenía razón, tenía que armarme de valor y conseguir algo lo más pronto posible. Tenía que ayudarle a mis padres porque la escuela había salido algo cara, sin mencionar que también tenían otros gastos con mi hermano, y que, fuera de lo serio, si quería comprar algo para mi o ahorrar para ir a visitar a Frank tenía que trabajar en serio.
—Creo que sí necesitaba tu regaño.
—No te estoy regañando, sólo te digo algo que ya sabías pero que ignorabas a propósito. Te conozco Gerard, eres muy inteligente, pero te distraes mucho y eres miedoso.
—Quizás tengo déficit de atención.
—No, sólo eres idiota.
Abrí la boca indignado.
—Pues este idiota ya no irá a visitarte.
—¡Sólo jugaba corazón!
—¿Corazón? —repetí sin disimular mi risa. Era muy extraño escuchar a Frank decir algo dulce o un apodo. Pero los dos nos comenzábamos a acostumbrar.
—Puaj, ya se me está saliendo lo cursi otra vez, mira lo que me haces decir —dijo sin aguantar la risa también.
—Yo no te obligo a nada.
—Ya vete a conseguir un trabajo Gerard, no me molestes.
Me despedí diciendo que esto no se quedaba así y que más tarde hablaríamos, él dijo que sí a todo para que ya cerrara la boca, después casi al mismos tiempo dijimos que nos queríamos y colgamos. Era algo que estábamos haciendo muy a menudo, como despedida.
Comencé a caminar mirando con detenimiento cada negocio que se cruzaba en mi camino, ninguno tenía el letrero de necesitar empleado. Y los que sí, necesitaban a chicas. Estuve a punto de resignarme cuando vi una tienda de cómics que estaba solicitando un trabajador con casi todas las características que yo tenía. Dudé unos segundos en entrar al sitio, porque el miedo había regresado y no me permitía avanzar. Así que me regañé hacia mis adentros y armándome de valor, crucé por la puerta.
—Buenas tardes.
ESTÁS LEYENDO
You're ugly too |Frerard|
FanficGerard es un chico optimista, amigable y alegre. Frank es lo contrario. Ambos llegan a un acuerdo porque Frank necesita tutorías de química, pero no creían que al final iban a coincidir tanto. Son polos opuestos, ¿Qué es lo peor que podría pasar?