Cincuenta (Capítulo final)

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Una de las cosas que me quedaron muy claras en la vida era que no quería estudiar en esa escuela la carrera de mis sueños. Porque si bien ya había encontrado mi vocación, sólo me bastaron tres días para saber que no podría acoplarme jamás en ese sitio. Y no tanto por los alumnos, o por los mismos profesores. Simplemente sentía que no era mío ese espacio, además de que había una vibra pesada que no me dejaba estar tranquilo. 

Literalmente durante todo ese tiempo sólo veía el reloj para salir de ahí e irme a trabajar. 

Frank me decía que era cuestión de tiempo, que pronto me adaptaría, pero yo sabía que eso no sería así. Quizás necesitaba tomarme un respiro de todo, debía hablar con mis padres para orientarme, o escaparme de todos. No sabía qué hacer, luego me estaba costando un poco sobrellevar el duelo de Helena. Eran muchas cosas acumuladas que se estaban rebalsando poco a poco, y ya no podía. Trataba de ocultar que la mayoría de veces me costaba demasiado salir de la cama para llevar la rutina diaria, creía que mientras hiciera las cosas ignorando mi dolor, algún día este desaparecería. 

—Podrías tomarte un año sabático —dijo mi jefe, quien se había convertido en un gran compañero en la tienda, mientras acomodábamos las cosas de una repisa gigante. 

—No sé cómo decirle a mis padres, me van a matar. Gastaron muchísimo para entrara a esa universidad como para tirar todo a la basura. 

—Gerard —me llamó al mismo tiempo que me pasaba una caja pequeña. La dejé en el piso y seguí ordenando. —¿Quién es el que se está formando académicamente? 

—Pues, yo. 

—Ahí está. En teoría, es obligación de tus padres pagarte los estudios hasta que te gradúes. Y es mejor que les digas que ya no quieres seguir ahí pronto, porque además de que esa escuela seguirá consumiéndoles la plata, te sentirás más miserable.

Pensé en la última oración. Sí me sentía miserable. 

—Quizás artes no es lo mío y sólo lo estoy forzando. Todo el asunto de la universidad me ha estado haciendo ruido desde hace mucho tiempo. 

—No, la educación y la vida horrible que muchos llevan nos adoctrinaron a pensar que necesitamos saber qué queremos ser saliendo de la preparatoria. Pero no es así, debemos tomarnos un tiempo, y experimentar mucho, al final es algo que se lleva de por vida. A menos que decidas romper con patrones aprendidos y persigas absolutamente todos tus sueños. 

—Todo lo que dices suena tan utópico y privilegiado —respondí soltando una risa. 

El mayor me golpeó a modo de broma con una revista demasiado plana. 

—Lo que te aconsejo es que te vayas de intercambio o algo parecido, igual y necesitas nuevos aires. Hay muchas instituciones que becan a foráneos, puedes ir preguntando en línea. 

Como si mi jefe hubiese encendido algún interruptor en mi cabeza, las palabras "New Jersey" se alumbraron dándome un poco de tranquilidad. 

****

Al llegar a mi habitación para quedarme en ella durante un buen rato (ya que había cumplido con todas mis actividades en el día), me recosté en la cama buscando el nombre de mi novio en la pantalla de mi teléfono. No habíamos hablado en todo el día ya que ambos estuvimos muy ocupados y una noche anterior acordamos contarnos todo en la noche. 

Esperé algunos timbres y en el tercero me respondió con una voz muy alegre. 

—Quiero preguntarte una serie de cosas. 

Claro Gee, dime —respondió después de contarme que hoy, por primera vez, había decidido adelantar todos sus pendientes en la facultad. 

—La universidad donde estudias se divide por campus, ¿cierto? —pregunté a lo que él dio una respuesta afirmativa con la garganta. —¿Sabes si también hay de artes?

You're ugly too |Frerard|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora