Veintidos

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—¡Feliz cumpleaños! —gritó Frank alzando las manos y haciendo señas exageradas.

—Frank...

—Sí, ya sé que es mañana, pero técnicamente soy el primero en decírtelo. Entonces sería ¡Feliz no cumpleaños! No dejes que lo sepan ¿okay? Ya que no podrían hacerte el descuento o regalarte un postre para que yo lo coma.

Abrí la boca para decirle algo y él de inmediato colocó su dedo índice sobre mis labios. Me hice hacia atrás empujándolo y negué.

—Fraaaank.

Agarró mi mano en un movimiento rápido y me adentró a ese restaurante que no era nada más y nada menos que "Italianis buffet". Entonces al sentir un olor de comida en especial inundando mis fosas nasales de cierta pasta comprendí todo.

Yo en realidad no conocía mucho sobre la gastronomía italiana, sólo sabía que la pizza era originaria de allá y que la preparaban unos tipos con mostachos color negro azabache. O al menos eso mostraban las caricaturas. En cambio, a Frank le fascinaba estar aquí y comer todo lo que pudiese descubrir ya que él tenía conocimiento incluso de la cultura.

Nos sentamos en una mesa cerca de la ventana y me quedó viendo con una sonrisa mientras movía las cejas.

—¿Y bien?

—¿Por qué me trajiste aquí?

—¿No dijiste que querías comer pizza?

—Sí pero...

—Además hoy es 2x1, eso beneficia bastante a mi economía.

Rodé los ojos.

—Lo sé, y ¿sabes por qué? Porque sé que éste es tu restaurante favorito y no es la primera vez que venimos —respondí haciendo un puchero y cruzándome de brazos indignado. —Pensé que sería especial.

—Ay por favor Gee, te compraré lo que quieras.

—Esto en realidad no es por mí, ¿cierto?, tonto egoísta y enano tacaño.

Le señalé con el dedo y éste se encogió de hombros.

—Pues este es mi regalo para ti, si quieres vete pero yo me quedaré por mis espaguetis a mitad de precio —dijo llamando a un mesero con molestia, lo fulminé con la mirada y Frank puso los ojos en blanco. —¿En serio no quieres comer delicioso y barato? Creo que no hay mejor combinación que esa.

Rodé los ojos por segunda vez y acepté rindiéndome a la comida, y es que ¿Quién no lo haría? Si la comida era el éxtasis de mi vida en general.

—Si, está bien. Supongo que no soy alguien tan exigente al final de cuentas.

Al terminar de ordenar me levanté para ir al baño y aproveché a orinar. Algunas personas más me habían quedado viendo extraño, no sé si era por mi vestimenta o por el cabello pero decidí ignorarlo para no amargarme el resto del día.

Me lavé las manos y me miré en el espejo durante unos segundos detenidamente.

Las raíces comenzaban a notarse con más claridad, no tenía el dinero suficiente para hacerme un retoque y sinceramente no quería pedir prestado o trabajar. Y fue cuando consideré la idea de comprar un tinte de los que venden en el supermercado para emparejarme el cabello de un sólo color. Ahora tenía que pensar en cuál.

Ya me había aburrido un poquito el rubio, también lo estaba descuidando, y vaya, era un gran problema mantenerlo bonito y sedoso. Me estaba cansando. Regresé a la mesa, Frank se quejó de que había tardado y yo le respondí con que tenía necesidades fisiológicas qué atender.

You're ugly too |Frerard|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora