Veinticuatro

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Frank: 

Después de la fiesta de Gerard llegué a casa con un nudo en la garganta. Mis manos estaban frías y no podía controlar los escalofríos que recorrían mi cuerpo por el cambio de clima tan reciente. Me sentía un poco enfermo, como si en cualquier momento empezaría a devolver lo poco que había comido mezclado con el alcohol que tomé hace unas horas. 

No había tomado tanto como los chicos, pero no estaba acostumbrado a tomar como tal. Y no me quería vomitar en la sala. 

Decidí irme a las tres y media de la mañana de la fiesta, todavía estaban bastantes personas en el lugar y Gerard ya no soportaba el sueño que tenía. En cualquier momento sentía que iba a caer rendido así que le aconsejé recostarse en una habitación de la casa o incluso en la de Brendon pero dijo que no estaría cómodo y lo comprendí. 

Yo tampoco lo estaría. 

Abrí la puerta del departamento con mi llave y cerré con cuidado la puerta detrás de mí, Linda estaría durmiendo así que lo menos que quería hacer era ruido, pero sentía que mis pisadas cada vez se escuchaban más fuertes. Me sentía un poco ¿culpable? Y era sumamente extraño porque no tenía nada que ocultar.

Al llegar a mi habitación solté un suspiro pesado y procedí a quitarme los tenis quedando en calcetines para buscar mi pijama. Antes de todo eso me había quedado en el lavabo unos minutos tratando de contener o expulsar todo de una vez por todas. Lavé mis dientes y regresé a la cama.

Cubrí casi todo mi cuerpo con las sábanas para después quedar viendo el techo pensando. No era la cosa más interesante del mundo, en realidad no era de algo que me gustaría hablar siquiera pero en ese momento sirvió como una distracción pasajera.

Todo lo que le había dicho a Gerard había sido verdad, hablamos por un tiempo más sobre cosas menos profundas mientras mirábamos el cielo y, en algún punto, me resultó una de las cosas más cliché y cursis que podía existir o que hasta ahora había hecho.

Y me aterré.

No me gustaba Gerard, estaba muy seguro de eso. De hecho me agradaba bastante como para arruinar nuestra amistad con cosas de ese estilo que obviamente no iban con mi persona. Además él seguía enamorado de Thom.

Respetaba eso.

Aunque había algunas veces donde en verdad no entendía lo que me pasaba, estando a su lado sentía que todo iba lento, que todo marchaba bien y me gustaba mucho su compañía. Me sentía como drogado y el corazón se me aceleraba cada que su persona se aparecía en mi campo de visión. 

No había conocido a alguien como él y, al mismo tiempo, quería agarrarlo a golpes por lo tonto que se ponía la mayor parte del tiempo. Gerard había llegado a mi vida en un momento donde necesitaba a alguien que tratara de apoyarme, que me ayudara a "arreglar" algunos aspectos y conflictos que tenía con los demás y conmigo mismo, sin duda, se había convertido en un buen amigo por todo aquello. Funcionaba como un buen soporte emocional. 

Tal vez no se lo decía a menudo, tal vez no era la persona más afectiva, pero trataba.

Trataba de agradecer lo que había hecho por mí en poco tiempo. No sólo hablaba de lo referente a química porque en realidad no me sentía como en una deuda, sino que agradecía que me hubiese enseñado a reír con más frecuencia, que hiciera sentirme cómodo en espacios donde antes no lo era e incluso, me había vuelto más social.

You're ugly too |Frerard|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora