Treinta y tres

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"Somos jóvenes y vivimos muy rápido, siempre lidiando con el pasado. Todos estamos perdidos en una multitud, algunos de nosotros nacimos entre las grietas nunca encontrando el camino correcto.

Es posible que no sepamos todo pero todavía estamos listos para elegir, eres un mentiroso más en la fila. Estamos en el borde listos para quedarnos mirando en esa jaula, no todo está bien."

Hice una mueca y cerré el vídeo, Concorde era una buena banda, su ritmo siempre me hacía sentir bien pero sus letras eran un tanto reflexivas y al final terminaban por deprimirme. Quizás era la energía que me rodeaba, todo el ambiente se sentía tan pesado, gris y lastimero, pero me gustaba y no hacía mucho esfuerzo por salir de mi habitación.

Tenía la laptop encima de mi pecho y terminé por bajar la tapa, ya había visto suficiente por hoy, mis ojos ardían un poco, al igual que mi pecho por tener la máquina encima de mi y tenía sueño porque no dormí bien. La mañana todavía estaba comenzando, yo sólo quería enterrarme bajo las sábanas para no salir en un buen tiempo pero tuve que realizar un mini berrinche para mí mismo porque tenía que levantarme.

Dejé el portátil en el suelo, tenía ganas de hacer, ya saben, pipí, y caminé hasta el baño descalzo. Tampoco me importaba que el cabello lo trajera en la cara o que mi ropa estuviese desordenada casi al estilo de un vagabundo y la camiseta la llevara al revés.

Me acerqué al inodoro e hice que todo fluyera, hace varios días que no salía de casa y no tenía la más mínima intención de hacerlo. Mikey estaba yendo a sus últimas clases antes de entrar a vacaciones y mis padres seguían trabajando normalmente así que tenía la casa para mí solo, pero yo estaba más solo que la casa y no sabía si alegrarme o seguir llorando en silencio como había hecho algunos días.

Frank estaba lejos de mí, Ray tenía que repasar algunas cosas para iniciar sus estudios dentro de poco, Lindsey estaba ocupada siempre y Tyler al parecer estaba iniciando una relación con Joshua Dun.

¡Y nadie se lo esperaba!

¿Acaso los temas amorosos aumentaban por estas fechas?

Porque lo veía en todos lados y sólo me provocaba ganas de vomitar.

Carol estaba en las mismas que mi hermano, el único que me quedaba era Patrick pero no quería molestarlo con todos mis problemas internos y externos...

Creo que subí de peso los últimos días. No me culpen, la comida chatarra se convirtió en mi mejor amiga para esta soledad que me cubría con una mantita de lágrimas y desesperación.

Me limpié bajando la palanca, subí el pans hasta la cadera y me lavé las manos. A estas alturas debería buscar alguna prenda para usar en el baile que sería el sábado, hoy era martes y la distracción que usaba fuera de todo lo virtual que tenía, era ver en qué tiempo eructaba. Y pensar si el llevar mi pijama de Batman sería lo correcto.

La picazón de mi hombro cesó y regresé a sentarme en la cama, una curiosidad de ver mi teléfono se encendió en mi cabeza y al mirar la pantalla de reojo pude leer el nombre del chico que tanto me hacía sufrir pero al mismo tiempo enloquecer de amor.

Aunque suene bastante asqueroso.

Marqué el número para regresarle la llamada y esperé los timbres.

¡Gerard, hola!

Prometo llamarte todos los días, no me olvidaré de ti, bla bla bla —imité lo que había dicho la última vez que lo ví con una voz chillona.

Preferiría no recordar esa despedida.

Hey, nunca podría olvidarme de ti —soltó después de una risita a lo que yo puse los ojos en blanco. —Y sí, acepto que soy culpable de abandonarte un poco pero en mi defensa, he tenido que hacer algunos trámites y papeleos en la escuela. El instituto es muy grande y me topé con unos viejos amigos.

¿Viejos amigos? —pregunté mordiendo mi labio.

Si, no en la misma carrera pero veré a Bob y a Jamia seguido por la facultad.

Nunca me hablaste sobre ellos.

Traté de sonar desinteresado pero sólo logré escucharme molesto.

¡Vamos bien Gerard!

La verdad es que nunca se me pasó por la cabeza, éramos unos niños y supongo que lo olvidé. Bob fue el primero en recordarme y me platicó la vez en que hicimos pasteles de lodo un día en el que llovió bastante. Los tres cambiamos mucho.

Eso suena bien, creo.

Me rasqué la cabeza incómodo y nadie dijo nada más. Creo que una parte de mí se sintió celosa de aquellas personas pues ellos sí podían verlo casi a diario y yo tenía que conformarme con esto o cortas llamadas por Skype.

En fin, debo irme. Tengo que conseguir a alguien que me ayude a resolver un problema que tenemos en la casa con el agua, ¿estarás libre por la noche?

Si, siempre lo estoy.

Genial, entonces ¿hablamos luego?

Claro —respondí y antes de colgar le grité que esperara. —Te extraño mucho Frank, espero verte en la graduación.

Su respiración era pausada y lenta, eso es lo que escuchaba hasta que se atrevió a hablar segundos después.

Yo también te extraño Gee, mucho.

Y colgó.

No me había dicho si vendría para ese día pero tenía la esperanza de que sí lo haría. Es que esto no podía terminar aún, sabía que era un cobarde de lo peor pero no había querido decirle cuánto me gustaba ese día tan difícil que había tenido cuando se fue.

Ese día mi trabajo se estropeó por completo, estaba en camino hacia la universidad para entregarlo y pagar mi inscripción pero no me había dado cuenta que el drenaje de la calle estaba abierto y tropecé. Todo el esfuerzo, todas las horas de trabajo y todo el entusiasmo que tenía se había ido a la basura.

Intenté decirles a los rectores lo que me había ocurrido, les expliqué que tenía pruebas de que sí había existido una obra pero era el último día de entrega y sólo pude pagar.

¿Qué tan tonto debía ser para poner en duda mi ingreso?

Entonces le comenté a papá cuando llegué a casa y tuvimos una pequeña discusión, ¡No había sido mi culpa! Juro que no me estaba auto saboteando. Incluso la tela del pantalón que cubría mis rodillas conservaba la suciedad pero eso no bastó para seguir sintiéndome culpable porque todo lo había dejado a la última hora y lo había echado a perder.

Hacía mucho tiempo que no discutía con mi padre, la última vez fue cuando no querían dejarme pasar en la escuela por el color de mi cabello y es que él tampoco estaba muy de acuerdo con el cambio de look que había tenido. Y si, tal vez el primer rubio que me puse se veía muy falso pero hey, no se estudia con el cabello. Ni siquiera cuando le confesé que era gay me había regañado, sólo me aconsejó y me hizo prometerle que me cuidaría.

Pero esa tarde dijo que no quería seguir escuchándome, que parecía que no me preocupaba por mi futuro y se fue dejándome con la palabra en la boca. Después Carol me llamó para decirme que su padre quería hablar con ella luego de mucho tiempo sin verla y estaba en un mar de llanto. Terminé estresándome por no saber qué decir y en la noche fui a despedir a Frank.

No comí bien, mis nervios estaban muy alterados y al verlo me solté a llorar también. Me dolía la cabeza, estaba enojado y simplemente le dije que tuviese cuidado cuando él me preguntaba porqué me encontraba así. No quise preocuparlo más de lo que ya estaba con mi día de mierda así que con esfuerzo sobrehumano sequé mis lágrimas, puse la mejor sonrisa que tenía y lo abracé.

Entonces él pronunció esas últimas palabras antes de subir al autobús.

Como ven no podía decirle nada, estaba atrapado entre la espada y la pared. Al siguiente día todo se arregló, me dieron dos días más para presentar algo y papá se disculpó al mismo tiempo que yo. Podría decir que las cosas mejoraron luego de eso pero no fue del todo así. Tampoco mis problemas eran de vida o muerte, no llegaba a tal extremo pero no me seguía sintiendo bien después de todo. 

You're ugly too |Frerard|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora