Seis

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Cuando llegué a la escuela en la mañana mi humor estaba por los cielos, me había detenido a saludar a todas las personas que veía en el pasillo e inclusive abracé a los que conocía. Los lunes no eran impedimento para una buena actitud, ahí estaba todo, la energía positiva y el querer transmitirlo era lo que se necesitaba para hacer un cambio.

Pero no podía decir lo mismo de las personas que habían a mi alrededor, por lo menos Ray intentaba hacer su mayor esfuerzo e intentaba ayudarle con eso. Pero claro, no podía hacer todo. Entonces mi amigo terminaba por decir que todo esto era una basura mientras comía yogurt y deseaba estar en su habitación durmiendo.

—Vete al diablo con tu positivismo Gerard.

—No es un positivismo forzado Ray, es que me siento feliz. 

—Pero no todos compartimos eso, así que deja de verme para que sonría.

Reí y alcé las manos en rendición. Ni siquiera lo estaba forzando. 

Al paso de las horas llegó la clase donde me encontraba emparejado con Iero, éste tenía la misma actitud de siempre por lo que decidí regalarle una sonrisa sincera la cual dudo que haya visto. Quería amortiguar un poco el golpe que se venía y pues hace minutos me había enterado. Eso había ocasionado que mi actitud decayera, que mi estrés se hiciera presente y mis nervios estuvieran de punta.

—Hola eh, hay algo que debo decirte.

Levantó la mirada para posar sus ojos directamente en mí. Estaba escribiendo algunos ejercicios de los que le había tocado hacer y tenía un poco de ojeras.

—Dime.

—Huh, al parecer el trabajo se entregará mucho antes. Y sin presiones, jeje, pero tenemos solamente tres días para terminar.

—¿Qué dices?

Me encogí de hombros y pude notar al fin algún rastro de emoción o pensamiento en sus ojos profundos. Pero era notoria molestia. Se levantó y caminó hasta el profesor que sólo se dedicaba a contestar sarcásticamente y joder. Frank hacía algunos movimientos al hablar y el mayor asentía, regresó más enojado, trató de contenerse y volvió a sentarse en su lugar.

—Estamos jodidos.

—Bueno, tenemos que volver a reunirnos para avanzar más rápido. A mí me falta poco y si quieres te podría apoyar, no soy tan bueno pero encontré unos tutoriales y me ayudaron bastante, ¡Lo sé! ya hay tutoriales para todo —dije soltando una risa y él hizo lo mismo que yo hace un momento, se encogió de hombros.

Me aclaré la garganta y recompuse mi postura.

—Supongo que no tenemos otra alternativa.

—Genial, entonces en mi casa a las cinco estaría bien.

Asentimos al mismo tiempo y nos dedicamos a copiar las nuevas instrucciones en las libretas.

~•~•~•~•~•~•~

De regreso a casa Mikey venía tecleando cosas en su teléfono, yo pateaba una roca mientras cantaba vagamente una canción que había escuchado en el día. Rodee un poste de luz para no chocar pero mi hermano no corrió con la misma suerte, una mancha roja apareció en su frente y parte de la mejilla y el aparato cayó en el suelo. Comencé a reír escandalosamente. 

Mikey me fulminó con la mirada y agarró la misma roca que había pateado hasta acá para arrojarmela a la cara.

—MI OJO MIKEY. 

—¿Quién es el idiota ahora?

Le saqué la lengua. 

Cuando llegamos busqué las llaves con dificultad en mi mochila y al entrar nos encontramos con más personas dentro de la casa, rápidamente una de ellas vino hacia mí extendiendo los brazos y con una enorme sonrisa. Me preparé mentalmente ante la fuerza de aquella mujercita de ojos grandes.

You're ugly too |Frerard|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora