Coincidencia inevitable Blue_and_Pink:Parte 2

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Un día como cualquier otro, la niña fue a dormir.

Lo cierto es que ese día no había sido como cualquier otro, habían estado pasando algunas cosas raras alrededor de ella y se sentía muy cansada, pero nada que su alegre y atolondrada forma de ser no pudiera remediar.

Aunque, como últimamente le había sucedido, tuvo un sueño extraño.

Ella era pequeña y linda, tenía trece años después de todo. Sus tiernos ojos eran color esmeralda y su cabello, marrón claro; salvo esas características, era una persona completamente normal, por lo menos para alguien con ojos normales.

—¿Dónde estoy? ¿Es un sueño? —Preguntó al aire al notar que estaba en un lugar completamente blanco y vacío.

El sitio era... ¿Cómo describirlo? Tal vez como un cuarto de esponja gigante y sin paredes o techo a la vista.

Más pronto que tarde, una gran inquietud se apoderó de su corazón.

—¿¡Kero-chan!? ¡Shaoran-kun! ¡Tomoyo-chan! ¡Onii-chan! ¡Yue!

Había dicho todos lo nombres que se le vinieron a la cabeza, pero no tuvo respuesta... por lo menos por parte de ellos.

—Hola, niña. ¿Cómo estás?

Sakura se dio la vuelta para encarar al dueño de esa voz juvenil y saltarina. Era un chico joven y pelirrojo que le recordaba extrañamente a Cerberos, a Eriol y a Yue, todo al mismo tiempo.

—¿Eh...? —Le habían hecho una pregunta, ¿debía contestar?—. Bien... Supongo que bien, ¿y tú?

El hombre de cabello naranja y sonrisa cínica llegó hasta ella dando brinquitos.

—No tan bien, hoy me despedí de un buen amigo —levantó su vista para encarar ese blanco absoluto y que se antojaba infinito—, ¿tal vez debería decir que era mi hermanito? —Regresó su vista al frente, haciendo que la niña diera un brinquito en su lugar—. Pero dejemos eso de lado, vengo a mostrarte el camino; creo que podrías encontrarlo por ti misma después de un rato o terminarías siendo jalada por él al final, pero quiero que ésta sea una experiencia poco traumatizante.

Eso no explicaba nada, cosas como «el camino» o «jalada por él» no podían ser más vagas. Por otro lado, que «traumatizante» estuviera mezclada entre las demás palabras no era bueno.

—¿Hooee?

Blas no pudo contener una pequeña risa al escuchar ese característico sonido que la chica soltaba cuando algo la confundía; era completamente adorable.

—¿¡Qué está sucediendo!? —Se enfadó porque se burlaron de ella, incluso lo señaló con su delgado y pequeño dedo índice—. ¿¡Quién eres tú!?

Levantó las manos como si le estuvieran apuntando con una pistola. No era una exageración hacerlo cuando ella era quien lo hacía, que sus puros e inocentes ojos te apuntaran con tanto recelo podía ser más peligroso que una pistola.

—Quiero pedirte un favor, ¿me escucharías?

—¿Qué...?

—Verás, mi amiguito terminó metiéndote y a algunos de tus seres queridos en un problema un poco gordo —se inclinó suavemente, era así como hacían las cosas los japoneses, ¿no?—. ¿Podrías ayudarlo?

—Ayudar a tu amigo... ¿Es al que mencionaste primero?

El dedo había dejado de apuntar con recelo en el algún punto.

—Sí —estaba ligeramente sonrojado—. Pero no le digas que te dije esto o se enojará conmigo.

Por un momento, la expresión en su rostro se convirtió en una muy parecida a la de Fujitaka, su propio padre. Entonces toda barrera desapareció.

—¿Y no puedes ayudarlo tú? ¿Pasó algo?

—Sí —asintió con la cabeza también—- A decir verdad, dada la posición que tengo, no puedo echarle una mano como me gustaría... por eso te pido que le ayudes. ¿Puedo pedirte algo tan egoísta?

Ella no lo dudó ni por un segundo.

—¡Está bien, déjamelo a mí! —Goleó su pecho—. ¿Cómo se llama tu amigo?

Honestidad, valentía, amor... Era una niña impresionante de pies a cabeza. Por lo regular comienzas a corromperte a esa edad, pero esa niña...

«Supongo que por eso la admiras tanto», pensó, sonriendo por reflejo al verla.

—Armando, se llama Armando.

—¡Bien, yo lo cuido!

—Gracias —acarició la cabeza de la niña—. Lamento no poder darte los detalles, ya lo entenderás todo cuando él te lo cuente.

—Sí —su expresión se puso en blanco por un momento—. ¡Espera!

—¿Sucede algo?

—Aún no me presento —hizo fuerza en los brazos y cerró sus puños, era realmente linda—. Mi nombre es Kinomoto Sakura, ¿cuál es el tuyo?

«Te pareces a Hayat...» Sentía que el corazón se le derretía.

—Blas —respondió con el nombre que le dio su hermana en un pasado muy distante—, sólo Blas.

—¡Mucho gusto, Blas-san!

Él ya no respondió, no pudo hacerlo. La figura de la niña sonriente desapareció completamente y ese lugar volvió al blanco puro que siempre tuvo.

Puella Magi Madoka Magica: 青 怪物 の 物語 (Ao kaibutsu no monogatari)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora